‘Me quiero comer tu páncreas’: Una obra lúcida sobre la muerte

Kimi no suizô o tabetai (2018), titulada Me quiero comer tu páncreas en México, puede parecer un drama adolescente lleno de clichés, pero no lo es. Es una maravilla, aunque empieza como un drama adolescente al estilo de Bajo la misma estrella (The Fault in Our Stars, 2014) y repite varias de las fórmulas de las llamadas teen movies.

El anime dirijido por Shin’ichirô Ushijima tiene una narrativa logradísima, herencia de la novela gráfica de Yoru Sumino, quien cuenta la historia de dos adolescentes: una chica muy popular pero a la que le queda poco tiempo de vida, y un chico marginado socialmente que se vuelve muy cercano en sus últimos días.

Es una historia de amor sin sentimentalismos baratos que en algún momento lleva a toda la sala a sollozar al unísono, que trata de forma frontal ese amor ingenuo que Juan José Arreola toca en El encuentro, pero que también tiene una referencia a la novela Kokoro, de Natume Soseki, y una hermosa secuencia final basada en El principito.

Se trata de una obra lúcida sobre la muerte, que se aleja de la condescendencia hacia el personaje que desde el primer momento de la película sabemos que va a morir. La película aborda con cuidado y respeto los problemas existenciales de los adolescentes que al final también aplican para los adultos.

Los detalles de esta adaptación son impresionantes, desde el arte en cada escena, los dibujos de fondo, la expresividad de los personajes y la forma en que representa cada sentimiento con las luces, los enfoques y la ambientación. Los nombres de los chicos, Sakura (flor de cerezo) y Haruki (Luz de primavera), y cómo se entrelazan sus historias al grado de hacerse una misma, además de la omnipresencia de los pétalos rosa de ese árbol tan representativo del Japón.

La película sólo se presenta dos días en México, el 31 de mayo y 1 de junio en Cinépolis, pero no hay que dejarla pasar. Será difícil apreciar el arte y los detalles en una pantalla que no sea de cine.

Me quiero comer tu páncreas es una joya para salir del cine como si nos hubieran dado terapia, muy lejos de querer provocar lágrimas, parece querer hacernos pensar con la premisa sobadísima que la vida vale la pena, pero que se acerca más a una reflexión que emerge de ahondar en los sentimientos, que de una receta facilona de libro de superación.

Por Hugo Maguey (@Hugomaguey)