Macabro FICH | Playdurizm: La influencia de Cronenberg en el cine queer

Gem Deger, de tan sólo 22 años de edad, escribe, protagoniza y dirige Playdurizm (2020), su ópera prima es un drama LGBT con toques de horror, comedia, mucha sangre y vómito neón… literalmente. Deger es un joven que comprende el místico significado del amor, la pasión, el sexo y la violencia de estos elementos. La corta narrativa pasa en poco tiempo de ser profundamente íntima a devastadora y desgarradora.

Los personajes están completamente rotos, buscan refugio en un lugar alejado del dolor y el sufrimiento, más allá de los límites de la mente y el cuerpo humano. Entre ellos crean un mundo que no se diferencia del real. La película nos recuerda bastante al cine de David Cronenberg, en específico de Videodrome (1983). El erotismo en su fotografía bajo las luces de neón se combina con los asesinatos, la locura y una iluminación ambiental, aderezada con ocasionales dosis de body horror.

Las secuencias íntimas entre los protagonistas son una delicia visual y auditiva, se sienten sus intensas emociones, en especial durante el último acto que, me parece, tiene uno de los mejores planos cinematográficos en mucho tiempo. Sin caer en lo vulgar, Deger crea una visión melancólica, un mundo “imaginario” tan dulce y crudo a la vez.

Todos hemos sentido que nuestro cuerpo es, en cierto modo, una carga dolorosa. Todo es imagen de algo más, no es real sino una “realidad” desplazada. El director nos invita a explorar una desorientada e intrigante mente enamorada de la ficción, que es sólo una realidad deseable.

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Las conversaciones existenciales de los personajes se apropian de las frases del pintor Francis Bacon, artista que rechazó el estilo abstracto preferido de los 40, a favor de una estética perturbadora. En la película podemos apreciar referencias a sus tétricas pinturas. La muerte, el miedo y la violencia eran parte de sus temas y los personajes pasan por esas etapas durante la película.

En esta ensoñación en la que transcurre la película, se crea un glitch como fisura del espacio-tiempo: los cuerpos fallan y la dirección opta por centrarse en los avances y retrocesos de los personajes utilizando este elemento fantástico como catalizador de una semántica entre lo deseante y deseado.

La fotografía está llena de colores neón, como el vómito que expulsan los personajes, un verde reluciente. El sonido se encuentra en algún lugar entre la música New Age y la banda sonora de una película de ciencia ficción de bajo presupuesto de los 70. También se debe apreciar la dirección de arte y diseño, casi toda la película transcurre dentro de un departamento que con una atmósfera que nos recuerda a la estética de Cronenberg, además de películas como Demon Seed (1977), Opera (1987), Suspiria (1977).

Playdurizm es un viaje erótico, que nos adentra a una psique dañada a la búsqueda de un espacio seguro, fuera del dolor que de la mente y el cuerpo humano. Un body-horror queer bastante necesario en el género de horror.

Por Alex Guax (@Alex_Guax)