‘Lalo Guerrero: el chicano original’: La voz de una comunidad rechazada

Tras haberse estrenado en Estados Unidos y haber sido proyectado en algunos canales norteamericanos, el documental Lalo Guerrero: El chicano original llega por primera vez a tierras mexicanas a través de la Cineteca Nacional.

El pasado miércoles 25 de Septiembre, Dan Guerrero, hijo del mítico chicano, se permitió agradecer a los asistentes por su presencia en el estreno. Así mismo, se confesó sorprendido al observar la cantidad de jóvenes que poblaban la sala, cuando él pensaba que Lalo Guerrero era un artista de generaciones pasadas.

Antes de que la función diera inicio, Dan explicó a modo de presentación las razones que lo llevaron a querer realizar este trabajo: “Mi padre fue un artista polifacético, sin embargo muy poca gente conoce todas sus facetas como artista, la mayoría del público sólo lo conoce por su proyecto de Las Ardillitas. Quise hacer este documental a modo de homenaje y además para que la gente conociera más de su obra” expresó con su característico acento chicano.”

Una vez apagadas las luces, la función dio inicio y de ese modo, la audiencia se vio sumergida en algunos fragmentos de la trayectoria de tan significante artista. El documental prácticamente se centra en todo momento en cumplir dos funciones: fungir como semblanza de la vida y obra de Lalo Guerrero y explicar el rechazo que sufría la comunidad chicana en ese entonces (e incluso en algunos sectores, hasta la fecha).

Sin duda es entretenido empaparse de información que para varios es desconocida sobre la vida del cantante, además de escuchar opiniones sobre su obra de gente que lo rodeaba y sobre todo, obtener declaraciones de primera mano del mismo “Chicano Original”, sin embargo, el documental sigue en todo momento una misma línea que lo vuelve una experiencia monótona y por momentos tediosa.

Probablemente el mayor inconveniente que la obra sea producida por su hijo es que en todo momento se busca engrandecer la figura del cantante –algo que cualquier hijo haría por su padre–, el inconveniente es que por momentos se pierde la objetividad y el público se termina cansando de que el documental siga el mismo tono en todo momento.

Así mismo, la cinta está estructurada de modo que pareciera que estuviéramos leyendo una biografía (en parte lo es), pero sin duda hay ejemplos de documentales biográficos en los que se logra narrar la vida de una persona sin caer en la monotonía y hasta logran que el público se involucre en la vida de la persona de la cual se elabora la obra.

Incluso se optó por narrar la vida de Lalo Guerrero de modo que cada etapa de su vida fuera un capítulo dentro de toda la obra, algo que sin duda permite estudiar a detalle cada una de sus facetas –y que aparentemente era la intención de Dan Guerrero–, pero de ese modo no hay un factor sorpresa y se le termina quitando dinamismo a la cinta.

Al final, quizás el público se vaya muy bien informado sobre la trayectoria del mítico cantante, pero sin haberse involucrado de lleno en su vida, sino observando todo como un mero testimonio más.

Independientemente de todo; Dan Guerrero se confesó satisfecho al momento de terminar la proyección del filme y brindar unas últimas declaraciones. Si su intención era únicamente expandir la visión del público sobre el legado de su padre, se podría decir que lo ha conseguido, más quizá no despertó esa empatía necesaria con el artista que bien se agradece en documentales de este tipo.

Uno de los factores que se le criticó mucho fue que si bien le mostró al público algunas facetas desconocidas del personaje, omitió por completo la etapa de Las Ardillitas, proyecto por el que fue muy conocido en México.

Después de contar unas anécdotas relacionadas con su padre; la presentación dio por concluida, un evento que se vio opacado por las anécdotas relatadas por el hijo del Chicano Original.

Por Víctor López Velarde Santibáñez (@Victor_LoVSa)

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