La luz al otro lado del río

Walter Salles, director cinematográfico, estrenó el filme Diarios de Motocicleta (2004), que se basa esencialmente en las notas de viaje de un recorrido que, a sus 23 años, Ernesto Guevara y Alberto Granado, de 32 años, realizaron en varios países de Sudamérica y que inesperadamente fungió como detonante para que el Che tomara conciencia de la situación de injusticia de los pueblos marginados de esas regiones y se convirtiera, posteriormente, en el revolucionario que por todos es bien conocido.

En lo que a su banda sonora se refiere, Gustavo Santaolalla fue el encargado de la composición del score de toda la cinta. Este músico, compositor y productor argentino, que ya es toda institución dentro de la producción musical latinoamericana e incluso internacional, no falla ni decepciona en esta labor.

A lo largo del filme podemos escuchar, en su mayoría, arreglos sencillos pero muy precisos y efectivos de guitarras acústicas, a veces acompañadas de percusiones y ritmos andinos, que dibujan una atmósfera acertada para las escenas en las que se observa la transformación de un Ernesto Guevara, médico y joven despreocupado de espíritu aventurero, en el inicio de un idealista y perseguidor de la justicia social de toda América Latina.

Sería exagerado alabar y condecorar este trabajo de Santaolalla como una de sus mejores producciones dentro del ámbito cinematográfico,  pero sinceramente, el nivel de este músico hace que, sin mucho esmero, pueda crear la música precisa para un largometraje que por su naturaleza no necesita de una orquesta o sinfonía para acompañar su narración. Bien por Santaolalla.

Algo curioso de esta banda sonora es la aportación que hizo el magistral cantautor uruguayo Jorge Drexler, con la pieza original llamada Al otro lado del río. Esta canción nunca aparece en alguna escena dentro del filme, sin embargo fue ganadora del Oscar en la categoría de mejor canción original, hecho que también fue un poco controversial dentro de los premios por la decisión del uruguayo de cantar un fragmento de su canción, en vez de dar un clásico discurso, ya que, durante la ceremonia, la presentación de esta pieza fue interpretada bestialmente por la voz de Antonio Banderas acompañada horriblemente por una improvisación de la guitarra eléctrica de Carlos Santana.

En fin, Al otro lado del río, es, definitivamente, lo más trascendente de esta banda sonora (sin intención de menospreciar a Santaolalla), ya que la maestría y genio de Jorge Drexler se hace apreciar en una canción de tres minutos que, con una secuencia minimalista, acordes bellamente asimétricos de una guitarra proveniente de su original ejecución y una letra sencilla que oculta una poderosa poesía, encapsulan la intención narrativa de este largometraje y no sólo eso, también resume aquél suceso que convirtió a Ernesto Guevara en el Che Guevara: su capacidad, esa que es poco común en los hombres, de poder desprenderse de sí mismo, de mirar en el otro sus propios ojos y cruzar aquellos ríos invisibles que separan a los seres humanos, de ser, al final, todos los hombres en un sólo hombre.

Por Antonio Millán (@pinomillan)

P.D. Les dejo las dos interpretaciones de Al otro lado del río.

La horrible- Al otro lado del río – Antonio Banderas y Carlos Santana

La hermosa- Al otro lado del río – Jorge Drexler

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