FICJM | ‘Nono’: Otro niño detective

Holanda. Fines de los años sesenta. Nono (Thomas Simon) es un imaginativo niño que aspira a convertirse en un gran detective como su padre, Jacob, quien le entrena en el oficio.  Dos días, antes de celebrar su Bar Mitvah (el rito de madurez humana dentro de la religión judía), es enviado con su soporífero tío con el fin de recibir disciplina. En el tren conocerá a Felix, un hábil ladrón con quien iniciará una aventura en la Riviera Francesa, probándose a sí mismo y de paso, con la posibilidad para adquirir respuestas de su origen.  

Nono (Nono, het Zigzag Kind, 2012) contiene eficaces retrospectivas en las que se atestigua el modus vivendi con el ocupado padre, contrastando sus similitudes como familia en el juego de policía  y “acechado” y también sus diferencias en personalidad, al tratarse de alguien con una vivaz imaginación, propenso a meterse en problemas.  Como es común es la infancia, la impresión de la figura encarga de la crianza conlleva en ocasiones al deseo de imitar al progenitor, en este caso al  detective. Incluso busca superarle, pero es constantemente reprendido por la estricta familia de éste por el parecido con la madre que nunca conoció al morir cuando era un bebé.

Basada en la novela infantil del israelí David Grossman, el viaje personal de Nono, como es la intención evidente de principio a fin del relato, es el descubrimiento de su identidad personal a través de las pistas que deba resolver, las enseñanzas del ladrón Felix y la cantante Lola (Isabella Rosellini), con dejos de inocencias naturales de la edad que determinan el proceso, aunque presentado a manera fugaz y no muy convincente.

El realizador holandés Vincent Bal (Minoes) emula, en una pequeña dosis, al cine de detectives de los setentas en su concepción visual y brinda el obligado aire de misterio, uno que poco a poco se difumina en favor del drama familiar. Si bien conjuga la deducción de los hechos físicos con la imaginación de Nono y su propia deducción sobre las preguntas con las que se topa, el mensaje de crecer y seguir un camino propio es apenas perceptible, recayendo en clichés del género vistos por doquier.

Con un reparto un tanto acartonado a pesar de contar con una estrella del calibre de Issabella Rosellini, Nono retrata, sin frescura ni originalidad, los sueños de infancia en impartir justicia y capturar a los maleantes más peligrosos del mundo, cayendo en una involuntaria caricatura.  

Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)

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