‘Fenómeno siniestro 2’: La quesque secuela

Fenómeno siniestro 2 (Grave Encounters 2, 2012) juega en un mundo donde la primera parte es una película, hasta cierto punto, podríamos decir que es nuestro mundo. Uno donde la cinta de 2011 se convirtió en un hito de cultura pop y un producto capaz de mantener activos los foros de discusión de YouTube por años.

La secuela comienza con una extensa secuencia de esos foros de discusión. Vemos pasar rostros genéricos que expresan una opinión del filme. Para algunos es una porquería, otros aseguran haber manchado sus pantalones, los más juran que es real. Uno de los videocríticos es Alex Wright (Richard Harmon), un estudiante de cine que aconseja evitar Grave Encounters. Dice que es una pérdida de tiempo gracias a pésimos efectos especiales y a que repite la fórmula del found footage que ya hemos visto muchas veces.

Así Grave Encounters 2 se plantea una parodia de sí misma, al género del horror y al sub género del found footage. Un juego inteligente e interesante, lástima de ejecución y de un guión que realmente es menos ingenioso de lo que se cree y pretende.

Alex quiere ser el director de cine que haga la película de terror perfecta, el elegido para revivir una veta que cada vez luce más agotada. Pero sus ideas lucen agotadas, lo vemos dirigir un cortometraje “revolucionario” que luce idéntico a cualquier película norteamericana de torture porn.

Eso le provoca un impasse. Ante la imposibilidad de seguir filmando por su bloqueo creativo, nuestro novel director se involucra con un comentario dejado en su videocrítica. Inicia una investigación y llega a la conclusión de que Grave Encounters es real, todo pasó y que nadie a vuelto a ver a los actores que participaron desde entonces.

Decidido a llegar al fondo del asunto, Alex reúne a sus amigos y les propone un viaje al hospital psiquiátrico que sirvió de locación a la primera entrega. Ya saben qué sucede cuando unos jóvenes estúpidos entran a un lugar lúgubre equipados con cámaras…

Los Vicious Brothers sólo se encargaron de escribir el libreto de la secuela y no de dirigirla, como hicieron en la película anterior. Los guionistas tienen buenas ideas, sin duda –incluyendo un ente que tiene la capacidad de comunicarse vía Internet–, pero al final del día caen en lo que ya hemos visto muchas veces. No evitan lo convencional.

¿Cuántas formas hay de filmar cámara en mano un espectro que recorre el final de un pasillo? La monotonia mata la sorpresa. Al igual que la antología de found footage, VHS (2012) –en especial emparentada el segmento Tuesday the 17th, de Glenn McQuaid–, Fenómeno Siniestro 2 va de más a menos y busca implantar un juego con el espectador que sólo funciona si se es hard die fan del subgénero o se cree que lo descrito en pantalla es real. ¿No lo es verdad?

Por Rafael Paz (@pazespa)

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