Una entrevista con Caye Casas sobre La mesita del comedor

Ésta. No, la otra. Que ésta, te digo. No, la otra. Que me llevo ésta. La mesita del comedor (2023), segundo largometraje del español Caye Casas (Matar a dios), inicia con una conversación similar a ésa, ya que una pareja de padres primerizos discute sobre la nueva pieza de mobiliario para su sala. La mesita es verdaderamente fea, pero las cosas crecerán exponencialmente desde ese momento en un entretenido y eficiente juego hitchcockiano en el que la culpa y el suspenso consumen. Aunque, entiendo a la esposa, vaya que esa mesa es fea.

Para recorrer algunos de los caminos que plantea la película, charlamos con su director y nos esforzamos por no soltar ningún spoiler. A continuación la charla.

Butaca Ancha (BA): Es una película un poco complicada de platicar, porque, creo, depende un poco de ESA sorpresa. Al verla pensaba que incluso al inicio hay cierto despiste en cómo les venden la mesita, más como si se tratara de una historia de maldiciones. ¿Qué tanto pudiste mantener la sorpresa durante la producción? ¿O fuiste muy honesto desde el inicio?

Caye Casas (CC): Piensa que una de las claves también es la sorpresa del título, queríamos sorprender ya desde ahí. La mesita del comedor no es un título terrorífico, todo lo contrario, es aparentemente inofensivo. Luego la película empieza más como si fuese una comedia de humor negro, pero enseguida ves que la película da un giro total de 180 grados y se convierte en una mega tragedia, súper cruel, muy incómoda y que deja al espectador totalmente en shock y que cuando la gente ve que la película va de eso que no podemos hablar porque es spoiler, pues se queda totalmente en la butaca agarrado, porque no se puede llegar a creer que La mesita del comedor lo que explica es la historia que explica.

BA: Creo que lo que la distingue precisamente es ser –y lo digo en el mejor sentido– una película que se desarrolla a través de un suceso que obviamente es inesperado, pero al mismo tiempo es muy cotidiano, no hay nada sobrenatural o hechos paranormales.

CC: Ni hay monstruos, ni hay zombies. A veces me lo dicen: ¿por qué es tan terrorífica? Si no hay asesinos, no hay hechos paranormales, sólo una mesita del comedor y digo ‘bueno, la tienes que ver’.

BA: Pensaba en que la mayoría del público identifica cuando alguien dice ‘es una película de suspenso’, piensan en sorpresas, muchas películas tienen scare jumps. Aquí el juego es que el espectador sabe lo mismo que el protagonista, es un asunto muy hitchcockiano en el fondo.

CC: Total. Es muy importante eso, que sólo el protagonista y los espectadores sepan qué ha pasado ahí, hace que se cree un vínculo clave para la película. Porque el espectador es muy activo, sufre tanto o más que el protagonista, va pensando continuamente qué harían ellos, porque son los que tienen la información. El resto de los personajes no la tiene, entonces te haces muy activo pensando qué harías en esa situación, qué va a pasar ahora, qué tanto.

Ese vínculo que, como dices, es muy hitchcockiano es clave dentro de La mesita del comedor y hace que también se sientan muy protagonistas de la historia.

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BA: Y hace que los personajes sean, hasta cierto punto, empáticos. Obviamente, el matrimonio protagonista tiene problemas y no se llevan bien, pero tampoco son malvados, son bastante comunes. ¿Eso venía desde el guión o lo desarrollaste con los actores?

CC: Realmente piensa que la película la rodamos en 10 días, tampoco había mucho tiempo para improvisar. Juntó con Cristina Borobia escribí el guión y le dijimos a los actores: ‘el guión es este, vamos a ceñirnos’, sí que hay algún momento en que alguna frase puede cambiar y eso, pero lo que es la personalidad de los personajes ya estaba.

Encontramos a un matrimonio que no está en su mejor momento, que está en una clara crisis, en un momento incómodo entre ellos y que encima son padres primerizos a avanzada edad. No son los típicos personajes: una pareja que se lleva bien y luego mal, desde el minuto uno vemos que ahí hay un problema entre ellos, que se han querido pero hay un problema entre ellos y es una de las subtramas dentro de la historia.

Creo que la película tiene varias subtramas y temas aparte del principal. El mundo de la pareja, el mundo de la crisis dentro de la pareja es una.

BA: Hay una pequeña subtrama liga a una vecinita que en cualquier otra película sería bastante sórdida, ¿cómo encontraste a esa actriz? Tiene un gesto bastante particular, una mirada muy ácida.

CC: Está guay que me hagas esta pregunta, porque es una subtrama potente porque, me explico, ese problema que tiene nuestro protagonista con la vecina sería una de las peores cosas que le podría pasar a cualquiera de nosotros. Es una putada enorme que, sin explicarla, el que te encuentres a una niña tan loca como para que te meta en eso.

Al principio, incluso, podrías pensar que la película va de eso, pero no. Esa subtrama está hecha porque a veces cuando las cosas van mal, siempre pueden ir a peor y por supuesto después va a peor. Es una subtrama que básicamente quiere explicar ese punto, cuando tú tienes un problema ve con cuidado, amigo, porque las cosas pueden empeorar muchísimo más.

En cuanto a la actriz, piensa que en ese momento Gala Flores tenía 11 años, hicimos un casting con seis o siete niñas y ella nos encantó. La habíamos visto ya en un par de cortos muy chulos, esta es su primera película. Lo que nos encantó aparte de sus expresiones es lo claro que tenía ella al personaje.

Me acuerdo que cuando estábamos ensayando David Pareja, que es el actor protagonista, cuando acabamos de ensayar me decía ‘es que Caye, es que la niña esta me pone muy nervioso’ y le decía ‘bueno, es eso, te tiene que poner así de nervioso’, porque a cualquiera con ese problema estaríamos tirándonos de los pelos.

Por Rafael Paz (@pazespa)