‘Ella es Ramona’: Una de autosuficiencia

La comedia romántica parece limitada a esfuerzos protagonizados por Martha Higareda, Paola Núñez o la estrella telenovelera de moda. Fórmulas en eterna repetición, sin variantes. Ella es Ramona (2015, presentada en la pasada edición del Festival de Cine de Guadalajara) intenta romper el molde, aunque sea sólo un poco, cambiando el estereotipo del personaje principal.

Ramona (linda y solvente Andrea Ortega Lee) es una chica pasada de kilos, eficiente en su trabajo y excelente cocinera. Sus primeros recuerdos están ligados a una familia que parece no entenderla (un padre con varias capillitas regadas por el país; una mamá algo loca; una hermana linda, guapa, “perfecta”) y, además, parece tener pésima suerte. La gente le dice que todo lo que hace está mal, y ella se lo cree. Un buen día, y sin mucho aviso de por medio, la despiden de su trabajo. El acontecimiento la obligará a buscar nuevos caminos. Entre éstos se topará con una adivina y la aparente solución a todo en unos (caros) escarabajos mágicos. La verdadera respuesta vendrá con un cambio de actitud ante la vida.

Si lo pensaron, no están equivocados. Ella es Ramona suena a comedia romántica de manual. Lo es y no. Estamos ante otra historia de una mujer en busca del amor de su vida, donde todo se resuelve para bien (o eso parece). La diferencia radica en la presentación del personaje principal: en el cine mexicano comercial es raro encontrar protagonistas femeninos que no estén hipersexualizados o infantilizados (de nuevo el ejemplo de Higareda es claro); aquí tenemos a una chica independiente que descubre la seguridad en sí misma y de paso encuentra a un muchacho de buen perfil con quien disfrutar de los placeres de la carne. No es su príncipe azul; vamos, ella lo convierte en objeto sexual a él, no al revés.

Hay en la dirección de Hugo Rodríguez (Nicotina, La leyenda del tesoro) influencias de trabajos como Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain, 2001) oEl diario de Bridget Jones (Bridget Jones’s Diary, 2001), pero nunca se sienten abrumadoras. Su estilo, si bien es genérico, logra dotar a la película de suficiente personalidad para salir avante. Ramona no necesita de hombres para sentirse completa, ni de trabajos esclavizantes para ser útil, o de extrañas videntes para encauzar su vida. Sólo se necesita a ella misma.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Publicado originalmente en Forbes México.

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