‘El club de los incomprendidos’: Berrinches adolescentes

Cuando uno acude a ver un filme que apela al género de drama adolescente, prácticamente sabe que va a encontrarse con un puñado de cuasi-adultos quejándose una y otra vez de lo incomprendidos que son en el mundo y de que nadie los entiende ni se esfuerza por hacerlo. ¡Dicho y hecho¡ El club de los incomprendidos (2014) comienza con esa quejumbrosa voz en off en la que cual la protagonista nos hace saber de su lamentable situación y de lo sola que se siente en ese mundo gobernado por los adultos.¡Vamos¡ El típico discurso del adolescente promedio.

Entonces, si dicho monólogo podemos encontrarlo en cualquier adolescente al que se le niega el permiso de acudir a la “reunión del año” en viernes por la noche, ¿por qué deberíamos gastar en la entrada al cine por un espectáculo que podemos disfrutar gratuitamente acudiendo a la casa de la tía severa con hijo adolescente rebelde?

Hay películas de esta índole que han logrado darle un giro de tuerca al quejumbroso monólogo  y ofrecer una perspectiva del tránsito de la infancia a la edad adulta de una manera bastante destacada. Por parte del cine indie tendríamos a la magnífica Juno (2007) o A los 13 (Thirteen, 2003), que supieron exprimir los sentimientos a los que se enfrenta una adolescente (¿es casualidad que la mayoría de estas historias tengan a una mujer como protagonista?) y abordarlos de una manera emotiva sin caer en el drama fácil. De la esquina del cine comercial tenemos a la infravalorada Se dice de mí… (Easy A, 2010) –infravalorada no en sus ingresos en taquilla, sino en que se trató de una cinta muy menospreciada al ser catalogada como comedia teen a pesar de la calidad de su argumento– en la cual se emitía una muy ácida crítica hacia la frivolidad de la mentalidad del adolescente americano, haciendo una analogía a partir de la conocida novela La letra escarlata. Incluso me atrevería a destacar Chicas pesadas (Mean Girls, 2004) como una digna representante del género.

En el caso de El club de los incomprendidos nos encontramos con un muy destacado intento de moverse en ambos territorios, pues se respira un aire indie en gran parte de los fotogramas que componen la cinta, a la vez la película no rehuye de ese tono comercial o de comedia americana pareciendo buscar la risa fácil en todo momento.

El problema es que la cinta busca cumplir con todos los elementos que componen a una película de esta índole, por lo que constantemente vemos arquetipos o elementos que ya hemos visto antes y que por ende no sorprenden. Tenemos a la protagonista rebelde, galán en turno que a la ves mantiene una estrecha relación con la chica súper popular que le hace la vida imposible a la heroína, madre distraída e incomprendida, maestros más malvados que los perfilan más como villanos que como estrictos docentes.

Si hay algo que se destaca en esta producción es que ciertamente el toque indie le da un aura  especial que contrasta  con los elementos de comedia más tradicional, de modo que  cuando menos el experimento de juntar ambos tonos provoca una sensación de estar viendo un producto que refresca lo que ya hemos visto antes miles de veces.

Hay que reconocer que  ciertamente el guión se percibe humano e incluso en algún momento los personajes expulsan frases que bien pudieran haber sido enunciadas por nuestras bocas o por la de nuestros padres y maestros en turno, por lo que se respira cierta realidad en los diálogos.

Aunque la película no cuente nada nuevo y le falta bastante  de la chispa de Juno o Se dice de mí.. como para hacerse un lugar en la memoria del público, cuando menos El club de los incomprendidos hará emerger lo que queda del espíritu adolescente de los adultos, mientras que los adolescentes tendrán artillería pesada para redondear su discurso de incomprendidos.

Por Víctor López Velarde Santibáñez (@VictorVSant)

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