En Francotirador (American Sniper, 2014), Clint Eastwood pinta a un hombre que nació para ser soldado, toda su vida se encaminó a ese momento de tener un rifle en sus manos para defender a su país, sin embargo la guerra le falló, el conflicto no merece a un soldado de sepa como él. El hombre de carne y hueso, origen del retrato, quizá no haya sido así, pero la ficción ayuda a Eastwood a pintarlo como un héroe.
La realidad, no obstante, es un recurso mucho más útil cuando se trata de identificar héroes, como podemos comprobar en Los ucranianos (Dobrovoltsi bozhoi choty, 2015), de Leonid Kanter e Ivan Yasniy. Ambos directores toman sus cámaras para compartirnos en una rápida secuencia a ritmo de heavy metal los hechos ocurridos en la Plaza Maidan, cuando miles de ucranianos tomaron las calles para protestar contra el mal gobierno y resistieron la violencia de la policía. Una vez mostrado el origen, se unen a un grupo de soldados voluntarios que luchan contra los mercenarios rusos que intentan hacerse del control de una parte de su territorio.
Así, desde el inicio, Los ucranianos se presenta como un complemento del devastador/estremecedor (y matemático) documental firmado por Sergei Loznitsa: Maidan (2014). Si el primero buscaba tejer un documento donde la masa y su esfuerzo conjunto quedara plasmado, sin individualismos ni rostros que restaran fuerza a los mártires caídos, la cinta de Kanter y Yasniy intenta exactamente lo contrario: mostrarnos a quienes siguen defendiendo a su país.
Como apunta José Luis Ortega Torres en la gaceta del festival: “Y es así que entre el fuego cruzado, el público encontrará algo que hiere más profundamente que la metralla: las voces de esos hombres cuya lucidez deslumbra por la claridad de su filosofía de vida: la guerra no es cosa de Dios, sino de hombres decididos; y el heroísmo no está en ganar terreno, o pelear esta batalla, sino en lograr sobrevivir para volver a sus hogares y hacer crecer a los niños que harán de Ucrania una patria plena.”
El documental cuestiona y condena el combate mismo de manera simultánea, si tuvieran que elegir estos hombres no estarían en campo abierto luchando, lo hacen porque su patria se encuentra en peligro. El piso donde jugarán sus hijos está amenazado, luchar es la única opción para darles patria. El costo de la guerra es alto, sin duda, pero necesario.
Por Rafael Paz (@pazespa)
