‘Café’, una mirada intercultural desde el documental

Reconocer otras realidades es una cuestión que va más allá de la vista. La mayoría de las veces es algo tan vívido que sobrepasa lo que nuestros ojos nos presentan, es darnos cuenta de que el otro vive en el mismo mundo que nosotros pero en contextos y realidades diferentes.

El filme de Hatuey Viveros, Café (2014) nos muestra por medio del retrato de una familia nahua, una realidad que está marcada más por los usos, costumbres y las relaciones de parentesco, que por el contexto de marginalidad, pobreza y desigualdad que viven muchas familias en México.

El escenario de Café es la sierra nahua de Puebla, en específico la comunidad de San Miguel Tzinacapan en el municipio de Cuetzalan, demarcación territorial en la cual se cultiva la caña, el maíz, frijol y café, siendo éste último una fuente importante de la economía regional. La historia es una mezcla entre trabajo documental y ficción, se centra en cómo una familia nahua enfrenta la muerte del patriarca (Antonio) y cómo es que sus usos y costumbres se mantienen a pesar de los cambios a los que se enfrentan todos los días.

En muchas ocasiones, los pueblos cierran las puertas a extranjeros o personas que no son parte de la comunidad. En 2010, una asamblea del pueblo de San Miguel Tzinacapan prohibió a la empresa Televisa la realización de grabaciones dentro de la comunidad. La razón es simple: “la cultura no se vende”.

En ese sentido, es importante que se considere que el acceso de las cámaras de Viveros a San Miguel no fue tan sencillo, no sólo por la limitante de la comunidad, sino también porque son círculos sociales cerrados. Estamos hablando de familias, amigos, vecinos que defienden sus usos y costumbres por encima de otros intereses ajenos a los de la comunidad.

De acuerdo a una entrevista que realizó el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) Viveros, director también de la película Mi universo en minúsculas (2011), declaró que su padre era amigo de Antonio, “por ese motivo yo conozco a la familia desde siempre, de hecho yo crecí a la par del protagonista. A partir de la muerte de Antonio, yo me acerco más con ellos y veo que Jorge, mi personaje principal, estaba atravesando por un proceso que me interesó filmar”.

Para algunas comunidades indígenas, las relaciones de parentesco son una estructura y base fundamental para la toma de decisiones, la división del trabajo y los lazos matrimoniales u otro tipo de alianzas. En el caso de la familia de Jorge, protagonista del filme e hijo mayor de Antonio, estas relaciones se ven simbolizadas en prácticas religiosas, tradiciones y costumbres que están sumamente arraigadas y que chocan con problemáticas como el aborto.

Sin embargo, Hatuey Viveros también nos presenta, por medio de este personaje principal, otros conflictos que encuentran su raíz en el contexto: la desigualdad, la pobreza y la marginación, los cuales desembocan en violaciones a derechos que ocurren dentro de esta comunidad y que Jorge, quien también es abogado, busca enfrentar de manera legal.

Café es una acercamiento en la lengua nahua a otra clase de miradas. Una perspectiva que proviene del interior de las comunidades y que no alimenta el turismo ni la visión institucional de la cultura, sino que nutre una mirada pluriétnica e intercultural. El trabajo de Hatuey va más allá del trabajo documental y etnográfico que generalmente ocurre cuando se retrata una comunidad indígena en este país. Le da sentido al conflicto intercultural, le pone nombre y apellido a la interpretación cinematográfica de una etnia en la modernidad.

Por Sofía Huerta (@Sophia_Huerta)

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