‘Bienvenidos al ayer’: La simple paradoja

Bienvenidos al ayer (Project Almanac, Dean Israelite, USA-2014) nos cuenta la historia de David (Jonny Weston), un adolescente amante de la ciencia que desesperadamente busca una beca para el Massachusetts Institute of Technology, por lo que con ayuda de sus amigos geeks Quinn (Sam Lerner) y Adam (Allen Evangelista) su hermana Christina (Virginia Gardner), aficionada a las cámaras, busca algún proyecto que lo haga sobresalir. Así, en una vieja cámara de video, encuentra una cinta de su séptimo cumpleaños, donde se ve a sí mismo no sólo como un niño, sino en la edad en la que ahora se encuentra. Comienza la paradoja temporal que los llevará a construir una máquina del tiempo. Jessie (Sofia Black-D’Elia), la chica cool, y amor imposible de David, entra al juego, sólo para proporcionar el nivel de cachondeo y amor juvenil que hacía falta a la cinta. Pues, por más ciencia ficción que sea, no sale jamás del estereotipo teenager de la última época. No hay que olvidar que está producida por MTV FILMS.

Tenemos una cinta simple que sólo utiliza el concepto de paradoja temporal como base para contarnos lo que se ha contado siempre. Ahí está el chico tímido que pretende a la chica fresa y termina ligándola, o el adolescente acomplejado que sueña con ser popular y de alguna manera lo logra. Como debemos suponer, estos chicos utilizan el poder de viajar en el tiempo para satisfacer sus más primarias y superficiales necesidades: vengarse del bullyng, intentar ganar la lotería, ir a Lollapalooza, pasar su examen de química, pero que, también, sin sorpresa, se darán cuenta de que toda acción supone una reacción, y sus viajes en el tiempo comienzan a alterar la realidad.  Lo sorprendente es que, la mayoría del tiempo, no resulta una cinta aburrida.

Los realizadores del film conocen a sus antecesores, al género y al público al que va dirigido; explotan sus beneficios al máximo. Hay una cascada de referencias a Hechizo del tiempo (Groundhog Day, 1993)  justo en sus mejores escenas, que funcionan como funcionaron en la cinta de Harold Ramis. También hay menciones de elementos de la cultura popular reciente, como Asesino del futuro (Looper, 2012), o la banda Vampire Weekend, y al hablar de cuestiones temporales resulta imposible no entablar ese diálogo con la tecnología del pasado, lo que provoca una sensación de nostalgia en el espectador y un involucramiento más personal con la trama y sus personajes.

El problema reside en la forma en que la cinta está relatada, pues en esta ocasión no funciona el mockumentary como se esperaba. De hecho, este concepto de cámara en mano, íntima e invasora, es bastante forzado, y quita mucho de lo que se pudo haber obtenido si hubiera sido relatada de una manera “convencional”, pues en ciertos momentos se rompen reglas, ya que la narrativa no se sostiene con esa manera en que fue presentada la cinta. Otro punto en contra es el largo paseo musical que se nos hace por un concierto, que, ciertamente, parece interminable. La trama cae por completo y parece que estamos viendo un video musical o un comercial de la cadena televisiva que produjo el film. A partir de ese momento, casi a la mitad de duración, todo parece ir más lento, y el encauzamiento hacia lo obvio, el beso entre los protagonistas, la resolución del conflicto, etcétera, se alarga innecesaria y desesperantemente.

¿Vale la pena ir a ver Bienvenidos al ayer? Diría que sí. Son más sus aciertos que sus errores, y más sus momentos que sus letargos. Vale la pena, tomándose en cuenta que no es más que una cinta palomera, teenager. Ciencia ficción blanda que no explica de una manera certera los viajes en el tiempo, pero que los utiliza bien para su universo. La magnífica aventura de Bill y Ted (Bill & Ted’s Excellent Adventure, 1989) para las nuevas generaciones.

Por Ali López (@al_lee1)

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