Un momento, una película: una entrevista con Albert Maysles

Foto: @marianayayaya

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Hacia finales de los años 50 nació el direct cinema, un movimiento que buscaba transmitir a través del documental la realidad – o al menos acercar al público lo más posible a ésta–, con fuerte influencia del cinéma verité francés. Al centro del movimiento en los Estados Unidos estaban Robert Drew, D.A. Pennebaker, Richard Leacock y los hermanos David y Albert Maysles, entre otros.

A sus 87 años, Albert Maysles habla con la calma y sabiduría propia de su edad. A pesar de llevar un par de días agitados por su homenaje en el 8° Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsDF), sin problemas evoca experiencias y con humildad habla del movimiento que cambió el cine documental.

¿Cuál es el mayor legado del direct cinema?

«La habilidad de capturar lo que está pasando, obtener lo real para poder entenderlo y amar al otro. La Biblia dice que ames a tu vecino, pero cómo hacerlo si no lo conoces. El documental puede extender el contacto con el otro en cualquier parte del mundo. Así sentimos familiares a personas de otra religión, de diferente estrato económico, trabajo, salud, al grado de convertirse en nuestros amigos. Como con la gente pobre, entendemos su situación y cómo ayudarlos porque los conocemos como un miembro de la famila. Es algo que puede ser muy útil para todos y no tiene límites, cada momento es una oportunidad para hacer una película. Una cinta muy buena tiene un alcance enorme y amplia nuestra habilidad de amarnos los unos a los otros.

«El otro día veía un programa de televisión sobre un activista muy importante de los derechos civiles, John Lewis, él decía una y otra vez “ama, ama a tu enemigo como un amigo” y eso es algo que puede provocar el documental,» asegura el documentalista.

Los hermanos Maysles han retratado durante su carrera a gente común y estrellas, basta recordar sus cintas Salesman (1968) –sobre un vendedor de biblias–, Grey Gardens (1975) –con la tía y prima de Jacqueline Kennedy Onassis junto a su decadente mansión como protagonistas–, Gimme Shelter (1970), What’s Happening! The Beatles in the U.S.A. (1964) o Meet With Brando (1966) –con el inmortal Marlon Brando–.

Contrario a lo que se podría pensar, para el cineasta no hay diferencia entre capturar la realidad de una luminaria y la de cualquier persona: «Creo que de cierta manera es lo mismo. Filmar la experiencia de la otra persona, sean los Stones o dos mujeres con una relación fascinante en Grey Gardens, son personas ordinarias pero hay algo en ellos que los vuelve interesantes.»

¿Es más importante tener un buen personaje o una buena situación?

«Ambos, estar con la persona indicada en el momento adecuado,» asegura.

A pesar de haber sido trabajos por encargo, los filmes sobre The Rolling Stones y The Beatles definieron buena parte de la carrera de Albert y su hermano, asimismo son dos piezas necesarias para entender el documental de rock hoy día.

Él afirma que todo se trató de una casualidad: «…las coincidencias pasan. Me llamaron para hacer las películas. En el caso de The Beatles recibí una llamada de un tipo de la televisión dos horas antes de que llegaran al aeropuerto, tenían a alguien que me ayudara a filmarlos. Con The Rolling Stones, un amigo mío documentalista estaba en California y me llamó: “The Rolling Stones están en California y van camino a Nueva York, ¿quieres conocerlos? Estarán en el Hotel Plaza.” Entonces mi hermano y yo fuimos a los conciertos para hacer la película. Así fue cómo sucedió.»

¿Cree que los documentales de rock han evolucionado con el paso de los años?

«Pienso que si quisiera hacer una película hoy día sobre un grupo de rock and roll, de hecho estoy haciendo una sobre Pink Martiniuna orquesta de jazz–, prevalecerían los mismos principios. Ya sea que estés filmando a la orquesta o al conductor, tienes que actuar de cierta manera para que se sientan en confianza, para que hagan cosas normales y simpáticas. Un retrato fiel. Ser justos porque aparecerán en lo que veo por la cámara.»

Cuando Gimme Shelter se estrenó causó controversia gracias a la muerte de 4 personas durante el infame concierto final de la gira americana de The Rolling Stones en Altamont, California, que fue retratado en la cinta.

Una de los grandes detractores del documental fue la afamada crítica de cine del The New Yorker, Pauline Kael. Conocida por su postura anti-violencia en el séptimo arte, Kael acusó a los hermanos documentalistas de haber coreografiado escenas y de provocar las agresiones retratadas en pantalla.

“…las tres mil personas que asistieron fueron un elenco de miles sin paga. La violencia y el asesinato no fueron programados, pero los hermanos Maysles se sacaron la lotería del cinema-verite… ¿Es cine de hechos, cuando los hechos son fabricados para el cine?… Uno debe alertar la cuestionable etica de Gimme Shelter, a lo que se ha diseñado para no revelar la situación sino para ocultar ciertos elementos de esa situación,“ escribió Kael –pueden leer todo aquí–.

Los documentalistas habían hablado con la periodista antes de la publicación y, ante la crítica, se sorprendieron de ver sus palabras tergiversadas. Trataron de defenderse enviando una carta a la redacción de la revista, pero Kael no se disculpó o los contactó: «Ella no quiso hablar. Mintió en su crítica. No publicaron nuestra carta aclaratoria porque en aquellos años no acostumbraban publicar cartas al editor, pero seguro la leyeron y entendieron que ella estaba mintiendo. De hecho el editor nos invitó a reunirnos con él y llamó a Pauline para que se uniera a la reunión, pero ella no fue así que sólo hablamos entre nosotros. De haber sido él, con los errores que ella cometió, violando la ética periodística, debió ser despedida en el acto,» agrega Maysles.

Foto: @marianayayaya

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En cambio, el realizador recuerda con felicidad sus días de convivencia con el grupo del direct cinema y la relación de fraternidad que existía entre sus miembros: «Era muy buena –su relación con sus colegas–. Desde 1959 cuando hicimos Primary y nos conocimos, (Robert) Drew, (D.A.) Pennebaker, (Richard) Leacock, fue increíble para la película y ha sido maravilloso desde entonces.»

Albert Maysles confesó: «Todavía me junto con Pennebaker de vez en cuando y pensamos hacer una película sobre nosotros, es la primera vez que hablo acerca de esta película. Es un gran cineasta así que confío en él.»

Todos somos susceptible de ser un momento.

Por Rafael Paz (@pazespa)
Fotografías por Mariana Mier (@marianayayaya)
Publicado en Forbes México.

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