Fantasia | ‘Creature Designers: The Frankenstein Complex’

El documental francés Creature Designers: The Frankenstein Complex (Le complexe de Frankenstein, 2015), presentado en la vigésima edición del festival Fantasia, indaga las motivaciones de los artistas que han dedicado gran parte de sus vidas a los monstruos que, más allá de ser parte de la imaginación, una pintura o un libro, cobran vida a través del séptimo arte. Steve Johnson compara esa instancia al momento cuando Frankenstein se da cuenta que su creación está viva (“It’s alive!”) con la emoción de gestar un monstruo. Guillermo del Toro, por su parte, dice que su vida está completa cuando ve a sus criaturas entrar al set.

Si bien el filme muestra el sentir de los creadores –e incluso una breve introducción sobre la fascinación del humano por las figuras monstruosas–, éste termina por centrarse principalmente en la evolución histórica de los “trucos” cinematográficos usados en favor de lo fantástico: los efectos visuales de George Méliés, el maquillaje de Lon Chaney Jr. y Boris Karloff realizado por Jack Pierce, el stop-motion de Willis H. O’Brien y Ray Harryhausen, el influyente trabajo de Dick Smith en El exorcista (The Exorcist, 1973), los prostéticos de Rob Bottin y Rick Baker, la revolución de Parque Jurásico (Jurassic Park, 1993), hasta el CGI que domina las producciones modernas.  

Los protagonistas del documental pertenecen a la llamada época dorada de los efectos prácticos, la cual surgió a partir de La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977). Ellos dieron vida a las icónicas criaturas de filmes como Aullido (The Howling, 1981), La cosa del otro mundo (The Thing, 1982) o El abismo (The Abyss, 1989), y aquí recuerdan vívidamente sus procesos de creación apoyados con valioso material de archivo proveniente de los detrás de cámaras. Para ellos son sólo recuerdos, pero ciertamente cada palabra significa un punto clave en la historia de los efectos especiales del cine. Evocar la producción de El abismo es también un vistazo a los origines del CGI; recapitular Parque Jurásico resulta una importante contextualización sobre su impacto original en la industria.

Existe un tono casi natural de nostalgia por los años ochenta, cuando todo era practico (maquillaje, animatronics, marionetas, figuras de arcilla). El amor por lo tangible es innegable, incluso algunos de los entrevistados (como Kevin Smith) piden regresar a lo práctico, mientras que otros recuerdan la depresión que les ocasionó el surgimiento del CGI. Sin embargo, Creature Designers: The Frankenstein Complex es vital porque los protagonistas terminan por valorar el trabajo, la imaginación y los grandes resultados sin importar con que tecnología fueron logrados.

El lamento verdadero no es lo digital sino los vicios de los ejecutivos (propios de una industria millonaria) y cómo la misma audiencia ha pasado a minimizar la labor humana, pensando que todo proviene de una simple computadora. En ese sentido, esta carta de amor a los efectos prácticos pasa también a valorizar los esfuerzos de la animación digital con un sentimiento general de usar las herramientas que mejor se acomoden a los proyectos. Finalmente, cada generación de artistas tendrá a la mano una tecnología diferente, dependerá de ellos dedicar el tiempo necesario para crear algo imaginativo, ya sea un animal mecánico al estilo de Tiburón (Jaws, 1975) o animar digitalmente en base a la captura de movimiento, como lo ha hecho Weta con Andy Serkis (El Señor de los Anillos, El planeta de los simios) Cada criatura cinematográfica es producto de su tiempo.

Por Eric Ortiz García (@ElMachoBionico)

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