Kat (Shailene Woodley) es una adolescente con un estilo de vida conformado por la música indie, la preparatoria, las constantes discusiones con su desequilibrada madre Eve (Eva Green), su amistad con la locuaz Beth (Gabory Sidibe) y la relación con su calmado padre Brock (Christopher Meloni). Tras la súbita y misteriosa desaparición de Eve, la joven tendrá que adaptarse al nuevo entorno y circunstancias, continuar con su vida como sea y, de paso, lidiar con la recurrencia de sueños que involucran la presencia de una ventisca y su propia madre.
En Una señal en la tormenta (White Bird in a Blizzard, 2014), Gregg Araki (Mysterious Skin, Kaboom), además de presentar a una adolescente que va moldeando su propio carácter por el entorno que enfrenta, conjuga el misterio que conlleva la consecuencia de la ausencia sin aviso de la madre a través de cuestiones existenciales recreadas desde la particular convivencia familiar. Basada en la novela de Laura Kasischke, el realizador, apoyado por un cumplidor estilo visual plagado de correctas referencias de los ochenta, ahonda también en la peculiar interacción familiar conformada por una frustrada madre que se resiste en aceptar su edad y un padre “Workaholic” que ama incondicionalmente a su esposa sin importar el maltrato que sufre de ella.
Sumado a ello, el despertar sexual de Kat se trata más de un instinto sin ningún sentimiento amoroso de por medio hacia el irresponsable adolescente Phil (Shilo Fernandez), intentando entretejer su debacle familiar con la terapia psicológica recomendada por la ausencia de Eve (meramente explicativa que ofrece sólo hechos y sin profundizar con el personaje ni las circunstancias que atraviesa) y con el curso de la investigación del caso llevada a cabo por el detective local (Thomas Jane).
Araki presenta el típico caso de una joven rebelde carente de apego maternal, muy crítica de la aparente pasividad de su padre, que intenta dejar atrás un trágico momento apoyada por sus propias convicciones, pero nunca define con exactitud qué es lo que busca en realidad, si tratar con los cuestionamientos existenciales de la adolescencia, con la exploración de su sexualidad, con sus intereses de vida, el mundo onírico en blanco que la lleva a recordar a su madre o con los pormenores de la misteriosa desaparición.
Los tintes de thriller se rezagan paulatinamente, sin guiar hacia un interés concreto por la trama, provocando que las variadas temáticas no logren tener una cohesión sólida y deambulen perdidas en su narración. Si bien el filme intenta sorprender a través de su resolución, las últimas piezas de rompecabezas están presentadas de una manera un tanto abrupta, incapaces de crear tensión sobre las circunstancias de la desaparición, además de percibirse dispersas en su ejecución.
Así, Una señal en la tormenta, aunque cuenta principalmente con el respaldo actoral de Shailene Woodley y de Eva Green, es un descolocado viaje personal que divaga a manera confusa entre el drama y el misterio, sin garantizar un auténtico interés por el destino de la adolescente que está en medio de una densa ventisca.
Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)