Las historias de Walt Disney Animation Studios protagonizadas por princesas recobraron el interés de las audiencias gracias a Frozen (2013), conformada por elementos clásicos de la casa que entretejen jóvenes protagonistas a la búsqueda de fortalecer su vínculo como familia, acompañadas por el llamativo repertorio musical capitalizado por la inconfundible melodía de Let It Go.
El periplo de reconciliación de Elsa y Anna, hermanas que se ven separadas en la infancia por la incomprensión adulta hacia una manifestación mágica, encausó un relato relacionado con la aceptación personal tras la confrontación de la intolerancia. En Frozen 2 (2019), el relato intenta dar un giro con un enfoque hacia la revisión al pasado que aborda una perspectiva más oscura que su predecesora. Elsa, en sus funciones como reina, escucha una misteriosa voz que provoca el despertar violento de los elementos de la naturaleza que pone en riesgo a los habitantes de Arendelle. Acompañada por Anna, Kristoff, Olaf y el reno Sven, deberá averiguar la verdad sobre el origen de sus poderes y su familia, así como el pasado del reino y el misterio del Bosque Encantado.
Los realizadores Chris Buck y Jennifer Lee rescatan la fidelidad de los lazos de hermanas en medio de tribulaciones relacionadas con el descontrol de la naturaleza y la división de Arendelle y la tribu Northuldra a través de actos de traición, así como el toque de comedia representado por la síntesis narrativa de Olaf y la falta de comunicación y entendimiento por parte de los intentos de Kristoff por pedir matrimonio a Anna. El nivel de animación, superior a su predecesor, logra recrear de manera atractiva el paso de las representaciones del agua, el aire, el fuego y la tierra, así como de los momentos del sentido de pérdida y las secuencias de acción que recrean imágenes del pasado a través de los poderes de hielo de Elsa.
Sin embargo, las buenas intenciones del guion de Jennifer Lee por reforzar el mensaje de amor incondicional tanto de manera romántica como familiar devienen en un desarrollo convencional. En el intento por proseguir el empoderamiento femenino, el relato se vuelve predecible, más preocupado por la apariencia que por el contenido. Las nuevas canciones que integran a la trama carecen del impacto y trascendencia musical del soundtrack de la primera cinta, así como de una ausencia de personajes nuevos y amenazas antagónicas de peso.
Similar en las reminiscencias de reconciliación de culturas de Pocahontas (1995) y preservando la técnica narrativa del sello de Disney, Frozen 2 cumple con su función de entretenimiento por su pulida animación y por el intento de ofrecer una oscura trama sobre enmendar los errores del pasado. No obstante, no logra ponerse a la altura del carisma de la primera aventura congelada, siendo latente, en su viaje a lo desconocido, la pérdida de frescura en su lírica musical y en la predictibilidad de su mensaje.
Por Mariana Fernández (@mariana_ferfab)
