Uno de los grandes mitos, quizá mas dañinos, de la desesperada búsqueda de la “recuperación económica”, que parece nunca venir, es la del “crecimiento económico”. Este exponencial crecimiento ha impedido la recuperación económica dado que ha adoptado las características de un órgano vivo, uno que devora recursos de manera voraz y cuya perpetuidad viene a ser puesta entredicho por un par de mujeres ancianas que buscan reencaminar y paliar una cultura económica terriblemente enferma.
El documentalista y cineasta noruego Havard Bustnes presenta con tierna empatía a Shirley, de 90 años y Hinda de 84, quienes crecieron durante la Gran Depresión de 1929 y que ahora, preocupadas por el sombrío panorama que les depara a sus nietos, se dan a la tarea de cuestionar la necesidad de la perpetuidad del crecimiento económico. A través de esta necesidad, ambas se embarcan en un viaje que habrá de llevarlas a recorrer distintos puntos de la Unión Americana, entrevistándose con economistas y teóricos sociales, hasta llegar a la cuna del salvajismo capital, Wall Street.
Con el dogma de “sostener, no crecer”, Shirley y Hinda representan una memoria histórica que es vejada y desdeñada en el escenario actual. Habiendo sobrevivido a una de las peores crisis económicas de la historia, se enfrentan, en silla de ruedas, a un ambiente profundamente hostil que encaran con dulce furia. Bustnes entremezcla una perspectiva crítica sobre los preceptos que empujan la recuperación económica, muy en la línea de documentos similares como On the Job (2010) con la historia de estas mujeres, adoptando un intimismo que parece evocar al maestro canadiense Allan King (Dying at Grace, 2003), obteniendo un resultado final que resulta académicamente estimulante y emotivamente satisfactorio, sin exceder sus propias limitaciones como “documental”.
En lo que Two Raging Grannies (2013) busca hacer hincapié es en la necesidad de un crecimiento económico de calidad, pero tales súplicas son ahogadas en la sordera de un mundo que tiene demasiada prisa como para sentarse a recordar y reflexionar, actividad para que los ancianos es vital. El road trip de Shirley e Hinda culmina en Wall Street, donde ambas claman por la muerte piadosa de un Imperio, a sabiendas de que la agonía es evitable, pero como todo órgano vivo sujeto a las leyes biológicas, el crecimiento únicamente culmina en la muerte, pero lo que mantiene vivas a estas mujeres no es la estabilidad económica, sino la rabia impuesta por el ejercicio de la memoria.
Por JJ Negrete (@jjnegretec)
