Cris (Jesse McCartney), su novia (Olivia Dudley) y una amiga de ésta (Devin Kelley) están de vacaciones por Europa, como parte del tour deciden visitar al hermano de Cris, Paul (Jonathan Sadowski), en Kiev, Ucrania. Al llegar ahí, Paul convence al grupo de tomar un tour extremo a la ciudad de Prypiat, lugar donde vivían los trabajadores de Chernóbil, sede del accidente nuclear más famoso del siglo pasado.
Para la excursión se les unirán Zoe (Ingrid Bolsø Berdal) y Michael (Nathan Phillips), además de Uri (Dimitri Diatchenko) el guía. Un grupo de soldados les advierte que Prypiat está fuera del alcance de los civiles, pero ellos deciden ignorarlos y entran a la ciudad. Ahí, todo parece estar bien, pero cuando llega la hora de partir descubrirán que regresar a su hogar no será tan sencillo. Al parecer no están solos.
Oren Peli es el creador de uno de los fenómenos cinematográficos más inexplicable de los últimos tiempos: Actividad Paranormal (2007). Dicha franquicia convirtió a Peli en un hombre millonario y reconocido en el mundo del cine, a pesar de que él sólo dirigió la primera parte. En Terror en Chernóbil (The Chernobyl Diaries, 2012) se encargó de la producción y del guión, no así de la dirección que está en las manos del debutante Bradley Parker.
Es bueno ver que algo del dinero recaudado por la saga de Actividad Paranormal se está invirtiendo. Además de pagar por la próxima película de Rob Zombie.
Aun sin dirigir, el sello de Peli está presente. No importa que mande al diablo la moda del falso documental -que él contribuyó a imponer- en los primeros minutos de la cinta. Sus recursos se siguen basando en impactar al público con aumentos de sonido y monstruos que no se ven.
El nombre de la cinta, tanto en inglés como en español, pareciera sugerir que nuestros protagonistas tendrán que enfrentarse a una nueva catástrofe nuclear. O de mínimo que sería una parodia a aquel capítulo de Los Simpsons en que Homero sobrevive a una guerra atómica y debe enfrentarse a una horda de mutantes comedores de piel.
Bradley Parker hace un buen esfuerzo tratando de sostener la trama, apostando por un terror más psicológico que físico, el cual se basa en las ya clásicas apariciones súbitas, tan conocidas que cualquier seguidor del género está al acecho para cuando aparezcan, lo cual sepulta cualquier oportunidad de susto. No es que no haya sobresaltos, pero cuando la mayoría salta se debe más al instinto y a un tímpano afectado por el incremento de volúmen en las bocinas. La inexperiencia de los actores tampoco ayuda mucho.
Terror en Chernóbil es una buena opción para aquellos que estén cansados de las grandes producciones hollywodenses, que quieren un respiro y pasar un buen rato abrazados de alguien -por aquello de los sustos-. La temporada veraniega también tiene sus saldos, los cuales no dejan de ser disfrutables.
Por Rafael Paz (@pazespa)
