Recuerdos de la bipolaridad: ‘Juanicas’

El video y la fotografía son herramientas fundamentales para la memoria. La transmisión oral se puede quedar corta ante la capacidad que tiene la imagen de comunicar momentos, transmitir emociones y transportarnos a lugares que el espectador no conoce. Karina García Casanova utiliza estos elementos para retratar en un documental íntimo y revelador la dificultad de vivir con familiares que sufren una enfermedad mental.

Karina relata su propia vida: la relación entre ella, su madre y su hermano Juan, quienes sufren de trastorno bipolar. La directora y también protagonista de Juanicas (2014) documenta una serie de sucesos que se entrelazan con la vida de su madre, su mudanza de México a Canadá, el divorcio de sus padres, su infancia y los diversos episodios que marcarán la vida de los tres, en especial, el suicidio de Juan.

El registro duró 10 años. Inició en el nuevo hogar de su madre, quien se encuentra en una habitación con Karina rodeada de cajas que contienen las cosas que le pertenecieron a su hermano. La síntesis de una vida en fotografías, cómics, pornografía, libros y prendas.

La narrativa es sincrónica, su hermano es el hilo conductor entre los recuerdos de una madre maníaco depresiva y ausente; y los videos caseros, las viejas fotografías y documentos clínicos forman una especie de mosaico que revela la memoria de la familia. Karina cuenta de esa manera su historia e invita al espectador a conocer lo que su cámara no pudo retratar por la limitación del tiempo y la enfermedad de su hermano.

Este tipo de retrato de vida familia puede traducirse desde la perspectiva de la ola francesa, caméra-stylo: donde la función utilitaria de la cámara es una metáfora al uso del bolígrafo, con la cual se escriben los sentimientos, emociones, obsesiones y pensamientos en imagen, sonido y narración. En el caso de Juanicas, el bolígrafo/cámara juega una suerte de confesionario: reconcilia, perdona y olvida.

Juanicas –el primer largometraje de la autora– reconstruye el tortuoso pasado y presente de la directora, sin embargo, también funciona como proceso de reconciliación con los dolorosos recuerdos del pasado. En ese sentido, por medio del documental, se puede percibir a una Karina García dolorosa y cansada que finalmente se libera de una infancia perturbadora que era revivida conforme empeoraba la condición de su hermano durante el proceso de filmación.

Por Sofía Huerta (@Sophia_Huerta)