‘Fin’: Una catastrófica adaptación

Un grupo de amigos cuarentones se reúne después de años de haberse separado. En medio del bosque y la tensión del reencuentro, los amigos viven un extraño fenómeno que inexplicablemente deja despoblado al mundo y va, poco a poco, acabando con cada uno de ellos, únicos sobrevivientes. Una trama apocalíptica con pretensiones de metáfora conceptualizada en torno a la soledad son los principales elementos de Fin, la adaptación que hizo Jorge Torregrosa al famoso best seller español con el mismo nombre del escritor David Monteagudo.

En un ambicioso intento por desmembrar la narrativa prolongada de la novela, el director Jorge Torregrosa expone en Fin una extraña combinación entre el cine narrativo más tradicional y el desarrollo conceptual del cine experimental con un resultado catastrófico en donde se dibujan personajes superficialmente acotados en una trama lineal con breves y muy obvios atisbos de tensión dramática y, en resumen, un amplio, aletargado y desabrido largometraje que parece intentar desesperadamente agitar sentimientos desde la obviedad.

Fin es el filme con que el español Terregrosa vertió, al fin, sus intenciones de debutar con un largometraje luego de haber enfrentado un fuerte golpe en su carrera artística después de que su proyecto para llevar al cine América ocaso, la novela del estadounidense Rick Moody, nunca se concretó debido a problemas de financiamiento. Aún así, Terregrosa levantaba cierto interés en las audiencias debido al añejo hálito de fama que el realizador logró consolidar en su país de origen como joven cortometrajista proveniente de la New York University.

Pero el filme se limitó a ser sólo un desastroso experimento cargado de ostentosos intentos por sobreexplotar los elementos del cine, reinterpretarlos, modificarlos, alargarlos y encaminarlos a una lectura abigarrada y tediosa de una historia en la que importa más el adorno de la caja que el contenido.

Comenzando por el planteamiento apocalíptico, Fin da un valor mucho más relevante al escenario mismo, a la situación extremista, al morbo alrededor de un hecho y a los matices fantásticos que a la esencia misma de lo que se trata de transmitir con tales elementos, es decir, carece de un buen trazo argumentativo que trascienda la lectura de lo que vemos y que permita al espectador comprender algo más allá de una secuencia de ideas inconexas

Quizá recargar su peso en el valor estético y contemplativo de escenas que pretenden dibujar metáforas desde la individualizada perspectiva director no es el lastre más pesado que arrastra a Fin hasta los confines del tedio. Quizá el intento de homenajear, o más bien parodiar, el estilo de Alfred Hitchcock sea lo más catastrófico de esta adaptación, pues en lugar de lograr seducir al espectador en la trama misteriosa de la historia, el filme únicamente se automutila para entregar sosos fragmentos de narrativa que nunca logran ser suficientemente creíbles para vuelta de tuerca o suficientemente ligeros para gag.

Fin es un pretencioso largometraje que intenta sin éxito mostrar una contemplativa y muy tediosa metáfora de la soledad de los hombres a través de una historia apocalíptica que al final destruye todo intento de reflexión y lleva al espectador en un prolongado viaje rumbo a las parcializadas reflexiones del director.

Por Alejandra Arteaga (@Adelesnails)

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