‘XX’: El horror desde los ojos de la mujer

Las antologías de horror no son novedad, mucho menos su intención. En ellas la cohesión juega un papel importante para que los cortometrajes que conforman la obra final sean parte de una historia mayor que complemente cada uno de ellos y viceversa. A veces puede ser un espectáculo digno de revisitar (V/H/S 2); en ocasiones, un memorable ejercicio que queda para la posteridad (Three… Extremes); y otras, una curiosidad que sacia la sed de los amantes del género (The ABC’s Of Death). Es una labor que se aprecia, incluso si el resultado final no es tan bien ejecutado.

XX: Pasión por el horror (XX, 2017), la más reciente antología del género, bien podría estar entre la última descripción. Su premisa, en papel, sonaba como algo tremendamente interesante: cuatro cortometrajes de horror dirigidos y escritos únicamente por mujeres. Parecía el perfecto escenario para encapsular los tiempos recientes feministas en mórbidas historias que harían justicia al contexto a su alrededor. Y, sin embargo, el resultado, aunque no muy lejos de lo esperado, es un poco difícil de aplaudir.

Como si se tratara de la visión más arcaica, tres de los cuatro cortometrajes que conforman la antología giran alrededor de los tormentos de ser la matriarca de la familia. El horror, en la perspectiva de Jovanka Vuckovic, Annie Clark (mejor conocida por su carrera musical como St. Vincent) y Karyn Kusama, no está en aquello que sobresalta a la vista, si no en las responsabilidades de ser el sustento emocional de toda una organización familiar. Mientras tanto, Roxanne Benjamin ofrece una historia de horror clásico con zombies comegente incluidos.

Aunque lo anterior pudiera sonar como un desperdicio en pantalla, hay que apuntar que aquí hay cosas que vale la pena valorar. En The Box (el primero), se mezcla un interesante horror psicológico con tintes de canibalismo que comparte con su contemporánea Voraz (Raw, 2016) en espíritu; mientras que en The Birthday Party (el segundo), todo se convierte en una poderosa comedia que recuerda a los experimentos más ácidos de Sam Raimi en el género; Don’t Fall, por su parte, hace una remembranza directa al roadtrip de tragedia; y Her Only Living Sonarroja una emocionante historia que recuerda a la épica Safe Heaven de Gareth Evans.

Entre cada una de ellas se encuentra una animación en stop motion de Sofia Carrillo que, más que ofrecer una conexión entre los cortometrajes, agrega al intermedio una extraña manera de revalorar lo poderoso del horror a través de una muñeca que camina entre lo que parece ser una casa abandonada. No mala manera de crear un desconcierto en el espectador.

Al final del día XX queda como una curiosidad para cualquier amante del horror, como un recordatorio de que para la feminidad de ayer y de hoy el verdadero miedo no está en fenómenos sobrenaturales, muertos vivientes o charcos de sangre, sino en el simple hecho de ser mujer. Cinco mujeres en pantalla grande lo reafirman.

Por Joan Escutia (@JoanTDO)

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