Disney es y ha sido desde hace demasiadas décadas un referente infalible para la niñez de casi todo ser humano occidental. Un imperio inocente que se ha apoderado de una parte del niño que todos llevamos dentro. Casi todas sus producciones poseen una precisión, dirección y ejecución maestra que ha provocado que, tanto pequeños como grandes, se sientan infinitamente cautivados y embelesados por cada historia narrada en ese mágico mundo.
Después de esta cursi y puñetera introducción, prevengo al lector de que esta primera entrada del año no se refiere propiamente a una banda sonora, sino a un material que escuché recientemente y me ha dejado un placentero sabor de boca. Me refiero a In The Key of Disney, de el brillante y talentoso Brian Wilson, genio musical responsable de la trascendencia que The Beach Boys ha tenido hasta nuestros días.
In The Key of Disney es una producción musical de 11 tracks que no son más que las versiones awilsonadas de distintos temas musicales clásicos pertenecientes a los diferentes filmes que Disney ha desarrollado y producido. Wison hace uso de toda experiencia y genialidad para tomar estos temas clásicos y convertirlos en suyos, sin dejar espacio al escucha para que extrañe y/o compare las versiones originales.
A partir de los instrumentos básicos de rock y pop, saxofones, trompetas y arreglos de cuerdas, Wilson coloca la base de una estructura que se levanta monumentalmente gracias la excelencia de sus arreglos y armonías vocales, que le han dado un sello propio y una personalidad inconfundible. Desde temas como You’ve got a friend in me, perteneciente a la primera parte de Toy Story (1995), pasando por canciones que han nutrido filmes como El Libro De La Selva (The Jungle Book, 1967), El Rey León (The Lion
King, 1994 ) Dumbo (1941), Mary Poppins (1964) y Pinocho (Pinocchio, 1940), nos encontramos ante un material que vitaliza aquellos temas y les provee una nueva vida sin tener que remontar necesariamente a la nostalgia inherente que poseen.
Con esta producción, Brian Wilson hace un magnífico tributo al emporio construido por Walt Disney y hace rememorar, en un estilo único, aquellas piezas que, nos gusten o no, siempre han formado parte de nuestro subconsciente.
Por Antonio Millán (@ias_caboti)
