En el caso de una secuela, siempre será bueno que el mismo director y reparto estén involucrados. Tropa de élite 2 (Tropa de Elite 2 – O Inimigo Agora É Outro, 2010) es un ejemplo de una segunda parte que, para empezar, no quiere ser una copia exacta de la original. José Padilha regresó para explorar sus personajes más a fondo y, a final de cuentas, cambió por completo el escenario.
Nos movemos de las calles de Río de Janeiro, y del interior de BOPE, hacia el sector político de la misma ciudad brasileña. Es una transición un tanto natural para cualquier historia que aborde al crimen; siempre será cuestión de tiempo llegar adonde realmente fluyen el tráfico de drogas y el dinero.
Se podría pensar que, al entrar en el campo político, la violencia será considerablemente menor que en las favelas, pero Tropa de Élite 2 es mucho más oscura y deprimente que la primera parte. La original fue sobre el cómo; aprendimos acerca de BOPE, su esencia y tácticas para combatir el crimen en Río. A pesar de mostrar la realidad problemática de dicha ciudad, es una película bastante satisfactoria. Pero ahora lidiamos con el porqué; el protagonista, Nascimento (Wagner Moura), ya no puede ofrecer la misma seguridad que antes, e incluso él dudará todo el tiempo.
Ese final de Tropa de élite, provocador de satisfacción, en el cual Nascimento encuentra algo de paz después del periodo más estresante de su vida, se va directo a la basura durante los primeros minutos de la secuela. El actor Wagner Moura hace en trabajo fantástico; lo ves por un segundo e inmediatamente aceptas que diez años o más han pasado desde los eventos de la original. Como lo dije, es un estudio/exploración del personaje de Nascimento.
Si bien ya conocíamos un lado más personal de este personaje, algunas cuestiones nuevas lucirán un poco extrañas. Nascimento es ahora un hombre divorciado, la relación con su hijo no es la mejor, y el nuevo novio de su ex esposa está involucrado en el lado político de la historia. ¿Demasiado drama? Tal vez, pero eventualmente nada se siente fuera de lugar. Además, el filme es muy efectivo, haciéndonos pensar en ese momento conmovedor cuando Nascimento le dice a sus compañeros que su primogénito está a punto de nacer, o en todo lo relacionado con el personaje de André (André Ramiro).
Padilha decidió remover cualquier tipo de material confortable; olvídate de BOPE como una unidad casi heroica, que no es juzgada por nadie. Aquí no hay más alegría.
Por Eric Ortiz (@ElMachoBionico)