Han pasado 35 años desde que Hasbro compró los derechos de un par de marcas de juguetes japoneses para darle forma a la franquicia que, a partir de ese momento y hasta ahora, identificamos con el nombre de Transformers. Somos muchos los que pasamos una buena parte de nuestras infancias jugando con los Autobots y los Decepticons, esos robots extraterrestres capaces de transformarse en toda clase de vehículos y cosas.
La popularidad de los Transformers fue aumentando con el paso del tiempo, era inevitable su llegada a la televisión, los videojuegos y otros medios, incluyendo al cine, donde debutaron hace una década de la mano de Michael Bay, quien en ese entonces supo encontrar una exitosa fórmula para crear un blockbuster gracias a una atinada combinación de elaboradas escenas de acción, efectos especiales vistosos, grandes batallas entre robots gigantes, escenas en las que algunos humanos están en peligro y, por supuesto, muchas explosiones al igual que en la gran mayoría de las películas del director.
Después de 10 años y cuatro cintas, la quinta entrega, Transformers: El último caballero (Transformers: The Last Knight, 2017), no es lo que eran las anteriores y podemos decir que el encanto que se tenía, simplemente ya no está. El nuevo título parece haber sido hecho más con la intención de dominar la taquilla mundial –cosa que, por cierto, no ha conseguido y probablemente no conseguirá– que para contar un episodio más en la de por sí complicada historia de una franquicia que ha caído en un completo sin sentido.
La última vez que vimos a Optimus Prime, éste se dirigía a buscar a su creador y ahora vemos que el resultado de dicha búsqueda es el regreso a la Tierra del líder Autobot para destruirla con la intención de ayudar a que renazca su planeta natal: Cybertron. Al mismo tiempo, en un planeta en el que gran parte de la humanidad continúa enemistada con los alienígenas metálicos, un grupo de personas tiene en sus manos el destino de millones de vidas y parece que sólo ellos tienen las respuestas para evitar la extinción de la raza humana.
La llave para salvar el futuro de la humanidad, está enterrada en los secretos del pasado, en la historia oculta de los Transformers en la Tierra y en esta ocasión se rompe con el mito original de la franquicia y redefine lo que significa ser un héroe para encontrar a uno que nadie pensaría que lo es. Los perseguidos se convierten en héroes, los héroes se convierten en villanos y sólo un mundo sobrevivirá.
Al leer el resumen de lo que sucede en Transformers: El último caballero es fácil notar que es más de lo que ya vimos en las cuatro entregas pasadas, el problema es que Michael Bay parece haber perdido el toque, pues, a pesar de hacer las mismas cosas que había venido haciendo y que le habían dado buenos resultados, esta vez la fórmula ya no logra conectar igual debido a que hay varias fallas en la construcción de la película.
Para empezar, la cinta resulta extremadamente larga con sus 2 horas y 29 minutos de duración, tiempo que pudo ser menor porque hay muchas escenas que se sienten meramente de relleno y en las que no sucede nada relevante. El humor y los chistes están presentes, pero se sienten como algo desgastado que no funciona igual después de haberlo visto a lo largo de diez años. El guión está mal estructurado y entrega una trama que, con un tratamiento distinto, pudo ser mejor y tener más lógica. Por otra parte, metálicos y humanos por igual, los personajes no tienen carisma y es difícil poder sentir empatía u otra cosa por alguno.
Al final, Transformers: El último caballero es un producto hecho con la única intención de entretener y lo logra por momentos con esas secuencias de acción a las que el director ya nos tiene acostumbrados en medio de un sinnúmero de explosiones que te dejan un poco sordo en ratos gracias al sonido envolvente en las salas de cine. Si quieres desconectar tu cerebro por casi tres horas, comer palomitas y ver tanto a robots como a humanos luchando por proteger la Tierra una vez más, sin ponerte exigente con la historia, entonces puedes disfrutar de la película.
Esperamos, por el bien de la franquicia, que se encuentre la forma de reinventarla en sus futuras entregas.
Por Jonathan Sánchez (@JonathanEslui)