Medio año en el cine, nuestras favoritas 2015

Es momento de hacer el primer corte de caja, mirar atrás y prepararnos para tachar los días restantes del calendario. Ha sido medio año lleno de cine, grandes películas, sorpresas y decepciones. Sólo el séptimo arte podría provocarnos tantas cosas. En un año donde los blockbusters parecen recuperar la fuerza de antaño, el staff de Butaca Ancha se decidió por cuatro cintas que llegaron a los cines con un perfil más bajo, sin tanto alboroto, y el regreso de un clásico con toda su quinética fuerza. A continuación pueden leer nuestra lista y esperamos la suya en los comentarios:

Mad Max: Furia en el camino

“Miller rescata la abigarrada imaginería punk-glam de su popular saga Mad Max, particularmente de la segunda parte, rodada en 1981, revigorizándola con virtuosos stunts, sumergiéndola en audaz explosión de colores naranjas, ocres y amarillos, así como un trepidante trabajo de edición que nunca pierde la trayectoria central a pesar de contar con una abrumadora cantidad de violentas digresiones y aparatosos obstáculos que hacen de una simple huida un evento que reivindica la figura femenina y el anhelo del retorno a una utopía misocéntrica. Decir que Mad Max: Furia en el camino es de tilde feminista sería bastante precipitado, considerando que a pesar del vigor y temple de un personaje como Furiosa, interpretado con maternal rabia por Charlize Theron, no estamos ante una reivindicación de la feminidad más que la disolución de géneros en un contexto post-social. Furiosa, más que defender su género, defiende a su pueblo, una especie de tribu de pulcras amazonas que busca llevar, en casi bíblica odisea, a una tierra prometida que es tan real como la mano izquierda de la diligente Emperatriz.” Seguir leyendo...

El año más violento

“En tres películas J.C. Chandor ha dejado claro cuál es el tema que le interesa: el hombre enfrentado a la adversidad. Primero en su ágil drama sobre la crisis financiera, El precio de la codicia (Margin Call, 2011), y de manera más clara/literal en el tour de force Todo está perdido (All is Lost, 2013), donde el marinero Robert Redford hacía lo imposible por mantener su barco a flote. Y ahora con Abel, el individuo frente al capitalismo salvaje. Para Chandor es en estas situaciones límite cuando la verdadera naturaleza de cualquiera se manifiesta y, por extensión, la del entorno que lo gestó. Abel cree estar haciendo lo correcto, tiene la superioridad moral en la lucha con sus competidores pero no la financiera. Por eso su mujer, aunque lo admira, está dispuesta a jugar sucio, la moral no alimenta ni pone un techo sobre la cabeza de sus hijas. Si un hombre entra a tu casa con un arma, lo persigues para meterle una bala en la cabeza. De ahí que las dos más grandes inspiraciones de Chandor sean el Coppola de El padrino 2 (The Godfather: Part II, 1974) y, sobre todo, Sidney Lumet (Serpico, Antes que el diablo sepa que has muerto).” Seguir leyendo…

La mirada del silencio

“Esta ceguera y amnesia histórica resulta central para el desarrollo del documental, tomando tintes alegóricos con la labor optométrica de Adi o la dolorosa escena en la que su padre, víctima de demencia y deterioro cognitivo, esta en su propia casa sin poder reconocerla. El proceso de cicatrización vivido en Indonesia después de este negro período es nuevamente abierta para poder compartir el dolor y colocar responsabilidad moral donde es debido, pero ¿le corresponde a Adi, o al mismo Oppenheimer, asignar esa responsabilidad? Los victimarios pasan por distintos rituales compulsivos, como beber la sangre de sus víctimas o recordar sus actos con disociada hilaridad, para expiar culpas, así como recurrir al argumento de “matamos comunistas”, negando la indentidad individual de cada una de las personas que sufrieron en sus manos. Al abrir estas heridas, Adi, y Oppenheimer desde luego, se enfrascan en un conflicto ético y moral de una complejidad tan ambigua, que emitir un juicio sobre la misma resulta algo delicado y riesgoso, creando una especie de estructura de la que al tocar una parte, otra puede caer o destruirse. Uno de los méritos del documental es precisamente plantear cuestiones que abren un inacabable debate sobre sí misma, añadiendo capas y lecturas desde distintas perspectivas, La mirada del silencio no acepta la emisión de una simple opinión, sino que genera una respuesta en un elaborado ejercicio dialéctico. Oppenheimer no se ostenta como el que denuncia, pero siendo quien presenta, una responsabilidad con su material se halla implícita.” Seguir leyendo…

El pequeño Quinquin

“Dumont se adhiere, con su característica disciplina, al formato televisivo con gran habilidad, enfocando cada uno de los capítulos de la serie en un tema específico que desarrolla con dosis controladas de elocuencia, belleza y absurdismo en los que la inocencia quiere abrazar la madurez y la maldad se disuelve en ingenuidad pura… El humor de Dumont es casi tan seco y duro como las ideas que maneja en otros trabajos de su filmografía, pero la hilaridad ataca otros frentes con mayor fuerza al no haber una armadura filosófica de por medio, al menos no una visible. Desde un deleznable y negrísimo funeral en el que la melodía pop ‘Cause I Knew es interpretada o donde el sacerdote oficiante no puede parar de reír, hasta el absurdismo cuasi dadaísta de autopsias a vacas, Dumont no pierde un ápice de su elegancia y monstruosidad formal al trasladarse al lenguaje de la comedia y particularmente al lenguaje televisivo, uno que cada vez va abriendo un espacio de profundas lecturas y donde las narrativas se desbordan en creativo caudal, como ya dieron testimonio los impresionantes True Detective(2014), de Cary Fukunaga, Horící Ker (2013), de Agnieszka Holland, o la enorme Olive Kitteridge(2014), de Lisa Cholodenko.” Seguir leyendo…

La visita

¿Cuál es nuestro lugar en el universo? ¿Y si no estamos solos? ¿Qué pasaría si un día llega inteligencia del espacio exterior? Esas son algunas de las preguntas que Michael Madsen (no, no el actor, sino el director del excelente Into Eternity: A Film for the Future) provoca con su documental La visita (The Visit, 2015). La película propone como punto de partida una supuesta llegada alienígena y los protocolos de seguridad, investigación cientifica y movimientos políticos que ésta desataría. Las metas de Madsen son claras: cuestionar nuestra propia naturaleza y demostrar lo poco preparados que estamos para un evento de esta naturaleza, principalmente porque enfrentarnos a que no somos la única inteligencia del universo nos aterra. Presentada en Ambulante con pocas fanfarrias del público y la prensa especializada –situación que se ha repetido a lo largo y ancho del mundo–, sospechamos que será una cinta que crecerá con el paso del tiempo.

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