Diarios del TIFF21 – Día 2 y 3

Fue un fin de semana bastante concurrido en las plataformas digitales del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF, por sus siglas en inglés), donde diariamente se liberan poco más de una docena de títulos para ser revisados por la prensa internacional –que sigue quejándose de las ausencias de Dune (2021) y Spencer (2021) en la plataforma– y que los obliga a aventurarse a ver películas que difícilmente tendrían espacio en la programación presencial del festival.

“Aventurarse” a esos títulos no es necesariamente favorable, aunque sí da un panorama mucho más completo del tipo de producciones que el TIFF desea impulsar, así como los vicios y fórmulas adaptadas por cineastas alrededor del mundo para ser seleccionados en su programación. Veremos de qué lado se inclina la balanza al final de esta edición, mientras tanto, comentemos algunos títulos:

Aloners
Dir. Hong Sung-Eun
Sección: Discovery

La soledad se añora o teme con la misma intensidad que es juzgada con ambivalencia. Cuando una persona manifiesta querer estar sola, automáticamente pensamos que dicho deseo esconde una llamada de auxilio, aunque eso no sea necesariamente cierto. En Aloners, de la cineasta coreana Hong Sung-Eun, la ambigüedad del deseo de soledad es explorada sin juicios o posturas morales evidentes, aún si al final queda la duda sobre si la cineasta, como narradora, respeta la voluntad de su personaje principal.

Una joven trabajadora de un call center, Jina (Gong Seung-yeon), no mantiene contacto con ninguna persona, vive sola en un edificio de apartamentos de una habitación –que representan un tercio de los hogares en Seúl– y se mantiene alejada de su padre tras el fallecimiento de su madre. Impenetrable, Jina recibe la encomienda de entrenar una vivaz, dulce e híper comunicativa joven, al tiempo que su vecino muere literalmente aplastado por pornografía.

La debutante Sung-Eun muestra un inusual respeto por sus personajes –que otros cineastas quizá no demostrarían– para evitar situaciones melodramáticas, transformaciones que despierten cierto sentido aspiracional o una sensación de cambio. Sung-Eun entiende que el anhelo de soledad es legítimo y no representa un síntoma de nada, siempre y cuando esté en armonía con el resto del mundo, con toda su sordidez y belleza. Aloners es una película que logra retener cierta ambigüedad sin dejar cabos sueltos, un logro genuino en un entorno donde la mayoría de las películas solamente buscan certezas.

The Gravedigger’s Wife
Dir. Khadar Aydherus Ahmed
Sección: Contemporary World Cinema

Un fenómeno curioso entre cineastas que nacen en países en vías de desarrollo –con todo lo que el término implica– o cuyos padres nacieron ahí, es que al crecer migran para educarse en naciones de mayor desarrollo económico. Al ver una película como The Gravedigger’s Wife, premiada este año en la Semana de la Crítica de Cannes, cabe preguntar si el cineasta que regresa a casa a filmar arrastra un sesgo originado por su formación en instituciones académicas de cine de países ricos.

En la película, situada en la capital de Djibouti, Guled (Omar Abdi) se dedica a hacer entierros, por ello espera junto a un grupo de compañeros afuera de hospitales, como si fuesen nobles buitres. Nasra (Yasmin Warsame), su esposa, padece una enfermedad renal y necesita con urgencia un trasplante, obligando a Guled a tomar “medidas extremas”.

Filmada con pulcritud y respetando todos los preceptos académicos posibles, resulta difícil acusar al joven Aydherus Ahmed de exotizar o romantizar la condición de sus personajes, cuya precariedad es ennoblecida por su “amor y cuidado”. Cuando Nasra le pide a Guled aceptar su padecimiento y disfrutar juntos sus últimos días, por ejemplo, la película logra sus momentos más sólidos. Esa necesidad de decantarse por el “drama”, por “aferrarse a la vida”, deja la impresión de que historias de estas latitudes solo valen la pena contarse cuando hay sufrimiento de por medio.

Dionne Warwick: Don’t Make Me Over
Dir. Dave Wooley & David Heilbroner
Sección: TIFF Docs

No hay mucho que decir sobre este documental, estructurado y montado con el molde más convencional. Como sucede con muchos trabajos de este estilo, el documental sobre la cantante Dionne Warwick resulta de interés más por el material de archivo que por su naturaleza hagiográfica, una que resalta todas las facetas luminosas de la cantante y apenas menciona las más polémicas.

Quizás el punto más alto es el episodio narrado por Snoop Dogg, cuando él y otros raperos fueron citados por Warwick en su mansión para que la llamaran “perra” y así darles una lección en misoginia que llevó al rapero a bajar el tono de sus canciones. La ambivalencia dulce y feroz de Warwick, que el documental no alcanza a transmitir, queda finamente retratada en esta breve anécdota.

Comala
Dir. Gian Cassini
Sección: TIFF Docs

Una tendencia recurrente en el documental es develar misterios familiares que son más o menos interesantes no por la riqueza de su tema, sino por cómo se abordan. Basta ver lo hecho por Sarah Polley (Stories We Tell) o Yulene Olaizola (Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo), por mencionar un par de trabajos relativamente recientes. En el caso de Gian Cassini, el potencial de su historia se difumina por lo personal. Es evidente que para Cassini este es un tema particularmente sensible, dado que debe indagar en el pasado y las decisiones de su padre, un sicario conocido como “El Jimmy” que operaba en Tijuana.

Tomando como ominosa referencia la mítica Pedro Páramo para titular su documental, Cassini funge como una suerte de detective que navega y hurga su historia personal buscando a partir de este ejercicio añadir un testimonio más a esa hidra que conocemos como “la guerra contra el narco”. Sin afanes sensacionalistas, Cassini hace de su documental algo tan íntimo que su propia ambición y planteamiento terminan por actuar en su perjuicio.

Silent Land
Dir. Aga Woszczynska
Sección: Platform

Cuando un proyecto toma referencias como las elegidas por la cineasta debutante Aga Woszcynska en Silent Land, es complicado distanciarse lo suficiente para evitar las comparaciones, e inevitablemente termina por sentirse en franca desventaja. Fungiendo como una variación del Viaggio in Italia (1954), de Roberto Rosellini, filtrada a través de la misantropía y formalismo de Michael Haneke, la película de Woszcynska presenta una pareja polaca que durante sus vacaciones en Italia se involucrada en la muerte de un joven árabe, quien se ahoga en la piscina de la casa en que se hospedan.

Silent Land se debate entre ser una seca intriga policíaca o una gélida disección de la crisis de una pareja tan indiferentes el uno al otro, como con el joven inmigrante ahogado en su piscina. Emulando un formalismo que actualmente ya se siente caduco y carente de riesgo o sorpresa, a Silent Land le pesan demasiado sus referencias, provocando una indiferencia y frialdad tan palpable como la de su pareja protagonista, una que ellos viven en toda su perturbadora pulcritud.

Inexorable
Dir. Fabrice Du Welz
Sección: Presentaciones Especiales

Tomando elementos de la cada vez más rara tradición del thriller erótico –como en su momento filmaron De Palma o Verhoeven con lujo de exceso–, Inexorable, del cineasta Fabrice Du Welz –conocido por su filiación a esta tradición–, presenta a Marcel Bellmer (Benoit Poelvoorde), un escritor “bloqueado” después de publicar su muy exitosa primera novela, la cual comparte título con el proyecto.

Buscando un poco de inspiración, Marcel se muda a una enorme mansión de campo junto con su esposa/publicista, Jeanne (Melanie Doutey), y su pequeña hija, quien acaba de adoptar un bello y grande perro blanco. El bucolismo de tan encantador edén se enturbia por la llegada de una introvertida joven llamada Gloria (Alba Gaïa Bellugi), quien le confiesa a Marcel que su novela prácticamente le salvó la vida. Gloria comienza se involucra tanto en la dinámica familiar que, inevitablemente, termina por revelar la oscuridad latente en cada uno de sus miembros.

El volátil cóctel de referencias usado por Du Welz termina por caer en un ejercicio de estilo muy similar al realizado por François Ozon en L’amant double (2017), es decir: la película no resulta lo suficientemente sustancial a pesar de tener un estilo y un brío cada vez más escasos en la narrativa cinematográfica contemporánea. De hecho, muchos de los ataques proferidos contra el largometraje de Du Welz provienen de la forma en que presenta la relación entre Marcel y Gloria, una que va de la gratitud y la devoción a una feral atracción sexual. Du Welz conduce la tensión de la película y devela sus misterios con suficiente eficacia para sostener el interés, pero, a diferencia de referentes como De Palma o Verhoeven, carece de sentido irónico. Un acercamiento menos solemne le hubiese caído de maravilla a Inexorable, como sucede con la llegada del perro a la familia de Marcel.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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