‘The Red Queen Kills Seven Times’: No profanar el sueño de los giallos

Hay ciertos géneros y estilos cinematográficos que pertenecen a periodos de la historia del cine muy específicos. El giallo italiano es sin duda uno de estos, el emblemático universo fílmico que creó la industria cinematográfica italiana entre los años 60s y 70s ha sido imitado, pero jamás igualado. Eran cintas llenas de personalidad, de una estética audiovisual única. Las historias tomaban su inspiración de novelas de misterio publicadas en Italia en portadas amarillas (giallo significa precisamente amarillo) las cuales sentaban las bases narrativas para historias llenas de misterio, crimen y erotismo.

El lenguaje fílmico de estas obras posee tres elementos básicos: un misterio a resolver por parte del protagonista, una composición visual llena de colores y, a veces, tomas abstractas, aderezadas por melodías afrodisíacas. Ultimo pero no menos importante, una considerable carga erótica. Dicho sea en otras palabras, un giallo, a diferencia de un slasher que busca entumecer los sentidos, busca seducir a la audiencia. El sexo y la muerte son los dos motores del cine giallo.

El mundo del giallo, así como otras caras del cine de genero italiano, fue repudiado en su momento por críticos sofisticados. Es tan solo hace algunos años que éste, junto con otros géneros como el western y el cine policiaco italiano, han recibido el reconocimiento que se merecen.

En años recientes varios han tratado de emular la paleta de colores del giallo, con resultados entre torpes, miopes. A lo mucho han aspirado a ser meros homenajes a un genero que desde su desaparición de las pantallas italianas difícilmente ha logrado ser recreado con precisión. Cintas como Berberian Sound Studio: la inquisición del sonido (2012), Amer (2009) y The Strange Color of Your Body’s Tears (2013) hacen el esfuerzo haciendo recreaciones de las tomas de cámara en ángulos complicados, el uso de colores. Hasta temas de bandas sonoras de la época son empleados.

Estas cintas son como la banda de covers que toca en tu bar de confianza, no suenan mal quizás, pero sabes perfectamente que no son “the real deal”. Irónicamente, lo más cercano a un giallo hecho y derecho en los últimos 20 años ha sido Perfect Blue (1997) de Satoshi Kon. Una cinta animada, que logra capturar perfectamente la textura del género. Con o sin la intención Kon logro plasmar en animación esos matices de rojo y amarillo, esas secuencias de sueño que se confunden con la realidad, y otras características inconfundibles del genero.

Ver una cinta como The Red Queen Kills Seven Times (La dama rossa uccide sette volte, 1972) rápidamente evidencia la diferencia entra la imitación y lo real. Generalmente hablar de giallo es hablar de la obra de Argento, de Fulci y de Bava. Sin embargo mucha gente entró al quite en el país de la bota, y si bien el director de esta cinta en cuestión, Emilio Miraglia, no es un valuarte del genero como realizador, con la leyenda gótica de la dama roja el señor logra crear un cuadro totalmente intoxicante y atrapante en cuanto al género se refiere.

La historia empieza con un castillo europeo de fondo, y dos hermanas jugando y peleando como cualquier grupo de niños hace a esa edad. El abuelo de ambas, después de un regaño, les narra la historia de una enigmática pintura que muestra una mujer apuñalando a otra. Eran dos hermanas, y una terminaría asesinando a la otra después de años de intrigas, rencores y rivalidades. La leyenda cuenta que la mujer que falleció, quien vestía una manta roja, reaparecerá a consumar su venganza, matando a siete personas para luego volver a desaparecer.

Sobra decir que la leyenda no tardara en volverse aparente realidad, para sorpresa y desmayo de Kitty (Barbara Bouchet) ya una mujer adulta laborando en una compañía de ropa y moda femenina. Su hermana Evelyn, autora de varios de sus disgustos de pequeña, se encuentra ya fallecida. La alarmante coincidencia de la posterior aparición de una mujer de rojo que mata, tal como la de la leyenda, le hace pensar a Kitty que su hermana ha regresado de la tumba para dejar un legado de terror y sangre a su paso.

Contar algo más de la trama seria, como en varios de estos giallos, propicio a revelar spoilers. Lo cierto es que la cinta maneja con gran efectividad todos esos elementos que caracterizan a estas historias. De entrada el ambiente de horror gotico, con castillo y maldición generacional incluida, sirve de una solida premisa. La investigación policiaca que nunca puede faltar, y que muchas veces termina sospechando del novio de alguna de las protagonistas como el posible asesino, fluye alterna al misterio, sin entorpecer este ultimo.

La cámara de Miraglia acompaña a los personajes a los mas delirantes recintos que solo el decorado europeo de los 70s podía concebir. Varios de los asesinatos son filmados desde la perspectiva de la dama roja, de la cual vemos solo sus manos enfundados en guantes negros. Su risa macabra y demencial acompañan las melodías barrocas de Bruno Nicolai, uno de los grandes compositores de la época para estas películas.

La forma en la que los crímenes son plasmados en pantalla es lo que diferencia fuertemente al giallo de otras cintas de horror. La idea no es reflejar un realismo fotográfico de plana roja, se trata de crear una impresión. Vemos sangre, y hojas de navaja atravesar carne, sin embargo todo esto es presentado siempre desde un enfoque altamente subjetivo. Ver sangre o vísceras deja impresiones en la mente, pero es mas fuerte lo que uno cree ver que lo que un sobre expuesto y enfadosamente detallado gore puede mostrar. La reina roja aparece una y otra vez para atormentar a nuestra protagonista. Tanto en la realidad como en sueños, un común denominador del giallo. Filmar el horror como si se tratara de una pesadilla que pareciera nunca acabar, y nunca separarse de la realidad.

La bella Barbara Bouchet, figura prominente en el cine de genero italiano de la época, logra crear una figura empatica y por la cual el espectador logra encontrar humanidad en una historia plagada de personajes con agendas turbias. El viejo debate del por qué la mujer siempre es la protagonista a elegir en muchas cintas de horror y misterio tiene fácil respuesta: el nivel de empatía siempre será mayor por una mujer que por un hombre, mas en una historia de terror. La reina roja es un personaje antagónico bastante memorable, y si bien la trama cae en los inevitables excesos de giros de tuerca de los que también hace gala el giallo, la brújula no se pierde. La cinta logra superarse constantemente a si misma creando una escena mas extraordinaria que la anterior conforme avanza.

Esta dama roja parece ser un tanto ignorada en varios círculos de cine de culto y género, lo cual siempre me ha parecido totalmente injusto. La cinta no reinventa el género, pero su presentación y personalidad la ponen muy por encima de varias muestras más genéricas de este cine. La inventiva de la cinta supera por mucho sus fricciones narrativas. Como todo buen giallo, poco a poco seduce hasta llegar a quedar uno, sin notarlo, totalmente hipnotizado.

Los mejores ejemplos del genero no se andan con medias tintas, y este tono de amarillo con rojo es intenso a mas no poder.

Por Rubén Martínez Pintos (@SartanaDjango)