‘The Mark Sandman Story’: La cura de todos los males

La eterna duda de qué habría pasado si Hendrix siguiera vivo, o si Cobain hubiera seguido grabando discos, les encanta a los fans y de paso juega y ensalza ese mito de los artistas talentosos con personalidades difíciles. Morphine fue una banda con esa impronta mítica. La muerte de su vocalista, Mark Sandman, es una de esas historias de tintes legendarios entre los iniciados en el grupo.

Es por eso que, pese a que es de 2011, Cure for Pain: The Mark Sandman Story es un documental del que debe hablarse, y debe sobre todo verse, ya que Morphine era una banda excepcional y querida. Atípica de cabo a rabo, Morphine parecía que tenía todo a su favor: una alineación de lujo conformada por un bajo de dos cuerdas, un sax barítono  y batería con un sonido peculiar, completamente druggy, pausado, melancólico, jazzeado, funkeado, con mucha de la chispa y naturalidad que le faltan a la mitad de los grupos de allá afuera, vamos: era un grupo sin parangón como pocos. Sin embargo, la muerte de su cantante en 1999 paralizó el creciente prestigio que llevaban como banda de culto.

Cure for Pain es una película que se sostiene por la historia misma, no hace falta confeccionar una obra demasiado abigarrada o atractiva visualmente hablando para conmover a través del drama de Mark Sandman, quien era todo lo que sus letras decían: una persona melancólica, oscura, dramática, aguerrida, con la muerte previa de sus dos hermanos y la distancia con sus padres a cuestas, la canalización del amor y la camaradería en un grupo en el que dejaba toda su vida aprendida en el vagabundeo, el blues y el jazz pervertido y sumamente contemporáneo.

A través de entrevistas con músicos de la talla de Les Claypool, Josh Homme o Ben Harper, material de archivo (con calidad muy de VHS, lo cual le da su toque marrano y honesto), y los temas más representativos de Morphine, Cure for Pain va contando una cronología lineal sin muchos sobresaltos narrativos, pero que nos tiene al borde de la conmoción, al ver el trágico final que tuvo Sandman, persona sensible e inteligente que parecía completamente anacrónico en su época; quería ser estrella de rock, pero no era un artista que fuera deseoso del reflector extremo o tonto, la elocuencia sin pedantería es una perla en la música pop, por ello es que Cure for Pain es una película que se esperaba y que funciona de invitación a una banda que es de culto fiel y que vale la pena siempre escucharse.

Bajeo delicioso y cadencioso, letras llenas de sexo y patrulleros tiburón, poesía jazzeada y rock bajoneado para quienes gustan del cine y el rock. Dentro de la cada vez más numerosa producción de rockumentales, Cure for Pain pasa de inmediato a ser un imprescindible en la videoteca de todo buen ajeno o iniciado, clásicos absolutos instantáneos, pocos. Morphine es una de esas cosas y más.

 Por Ricardo Pineda (@RAikA83)
Reedición del texto publicado en Imagen Sonora.

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