‘The Libertines: There Are No Innocent Bystanders’: El emotivo reencuentro

The Libertines es de esas bandas que cambian todo el contexto en el que se desarrolla. Transforman la forma en la que la gente se viste y habla y, lo más importante: transforman la manera de componer música de las bandas que les siguen. También son un cúmulo de clichés de la música popular concentrados en cuatro personas, sobre todo en sus dos guitarristas y vocalistas, Pete Doherty y Carl Barat, uno de los dúos de composición más problemáticos y prolíficos desde John Lennon y Paul McCartney.

La historia de la banda es arquetípica, una tormenta perfecta de todos esos elementos sociales que se encuentran fuera de la norma y lejos del alcance de la gente normal, un ejemplo perfecto sobre los momentos más oscuros y brillantes en ese sueño que todos tenemos alguna vez en la vida de ser una estrella de rock.

En The Libertines: There Are No Innocent Bystanders, Roger Sargent hizo una gran película, tomando en cuenta todos estos elementos extremos y volátiles. La narrativa principal se centra en la reunión de la banda con motivo de su participación en el festival de Reading and Leeds en 2010, después de haberse separado en 2003, un poco después de lanzar su segundo disco, el último de su carrera.

Además de esta línea principal nos cuenta la historia de la banda por medio de intervenciones de los mismos integrantes. Las entrevistas con el grupo son graciosas y trágicas al mismo tiempo. Siempre honestas. Las emociones cerca de la superficie en todo momento mientras se va reconstruyendo sus días de gloria, los errores, las mentiras y aparentes traiciones que los llevaron a la desintegración.

La cercanía de Sergant con la banda le permite estar presente en todo momento, siempre grabando y usando toda su experiencia como fotógrafo. La parte visual no es la única que se beneficia de la experiencia previa del director con la banda. El grupo se nota natural y a gusto alrededor de su cámara, eso ayuda a alcanzar un nivel de intimidad que sería imposible si se tratara de otra persona.

Ello se debe a que Sargent estuvo ahí desde el principio, fotografiando a la banda desde muy temprano en su carrera. Aún hoy, si se ve alguna foto de The Libertines es muy probable que el foto de pie diga “Por: Roger Sargent”. El grupo confía en él y esto se nota al ser el encargado de este documental, su primera incursión en el cine. Una responsabilidad grande tomando en cuenta todas las partes que estaban involucradas en el mini-tour de reunión. Cuatro simple conciertos que tomaban una dimensión más grande cuando se agregan las cuatro personalidades que componen la banda, cuatro managers personales, cada uno vigilando los i de su empleador, cuatro guardias de seguridad, cuatro camiones de gira y cuatro de todas las demás cosas.

Al final todo vale la pena cuando vez a la banda junta por primera vez en siete años, cuando los ves bromear e interactuar entre ellos, tocar juntos frente a un mar de aficionados que pensaron no ver ese momento en vivo. Todo vale la pena si eres un fanático de la banda (y para este momento ya todos deberían serlo) o un amante de una romántica historia de rock.

Pero, ¿era realmente necesario este documental? La historia de The Libertines, con todos sus momentos felices, tristes, poéticos e incluso épicos, fue el foco de atención y el tema de central de miles de artículos, editoriales, cartas, posts y fotos en tabloides y prensa especializada. No ha pasado tanto tiempo para que la gente se haya olvidado de todo lo que leyó y vio, pero no creo que sea un esfuerzo por inmortalizar de manera prematura el legado de la banda. Ese legado ya existe, para bien o para mal se ha ido construyendo y fortaleciendo a base del tiempo que llevan ausentes, por poco que parezca, y por la calidad de su música, aún cuando sólo tienen dos discos de estudio. Por eso existe esa añoranza, esa necesidad de conocer más a fondo al que quizá sea uno de los últimos legendarios grupos británicos, de esos que cambian la forma en la que la gente habla, se viste y toca música.

Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)

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