Sin terror y sin diablo

Isabella viaja de Estados Unidos a Italia para buscar a su madre, quien asesinó a tres personas mientras se le practicaba un exorcismo. En Italia contacta a dos sacerdotes expertos en este tipo de casos que le ayudarán a revisar el caso de su madre y, de ser posible, explicarlo. ¿Ya les dije que Con el diablo adentro (The Devil Inside, 2012) se filmó como si fuera un documental?

El falso documental (mockumentary) goza de cabal salud en nuestros días, los resultados en taquilla así lo demuestran. No importa lo absurda o simple que se torne la trama de algunas películas, los espectadores siguen esperando más sustos de los falsos documentales.

No es que la historia de Isabella no sea atractiva, una hija buscando resolver y obtener redención para su madre después de tres asesinatos suena bastante interesante, además el demonio o alguno de sus secuaces está involucrado. Inclusive, la cinta se publicitó como si la Santa Sede se opusiera a su estreno –publicidad digna de un Día de los Inocentes–, lo cual seguro atrajo a cientos de alumnos de secundaria católica deseosos de algún motivo para perder clases y así tener algo que confesar el domingo en misa de 8.

Lo que más lastima al resultado final de Con el diablo adentro es su acercamiento como falso documental, algo que ha funcionado con otras cintas de exorcismo como El último exorcismo (The Last Exorcisim, 2010), que pronto tendrá secuela. Hay escenas donde resulta imposible mantener la atmósfera de realidad documental, debido a que el director y su equipo de producción se empecinan en colapsarla. Las múltiples tomas con una sola cámara de mano la primera vez que Isabella visita a su madre en el psiquiátrico es un buen ejemplo de esto o las cámaras instaladas en el coche dignas de unreality show con un taxi y Chalie Montana. También hay algunas secuencias que parecen metidas con calzador, para mayores referencias busquen la escena donde una monja con un severo caso de glaucoma hace una aparición fugaz.

El mejor termómetro para medir el éxito de una película de terror, sea falso documental o no, es la reacción de la audiencia en la sala de cine. Si el público ríe es posibe que tu filme esté dando la impresión equivocada. Si el público guarda silencio significa que la atmósfera los ha atrapado. En Con el diablo adentro las reacciones se acercan más a la primera opción que a la segunda. Risa mata terror.

Con el amplio margen de ganancias que obtienen los mockumentaries de terror es difícil que los productores y directores concentren su atención en facetas de vital como el guión, ¿para qué,  si los espectadores pagan por un boleto y los costos de producción son bajísimos?

El diablo se puede quedar en el infierno.

Por Rafael Paz (@pazespa)

    Leave a Reply