Sacha Baron Cohen llegó a la ceremonia de los Oscar en una limosina Rolls-Royce blanca con banderas de la República de Wadiya, como todo un dignatario. Como se había rumorado, el actor llegó vestido como su
último alter ego, Gen Aladeen de The Dictator.
En su recorrido por la alfombra roja lo acompañaban un par de modelos vestidas con provocativos trajes de militares, en lugar de su esposa Isla Fischer o la actriz Hilary Swank, a quién Baron Cohen refirió le había pagado 2 millones de dólares para que fuera su pareja esa noche.
El Dictador llevaba como accesorio una urna que contenía las cenizas del líder norcoreano Kim Jong-il. Por supuesto, Jong-il terminó adornando el traje del conductor Ryan Seacrest. Durante la entrevista con E!, Sacha Baron “accidentalmente” arrojó las cenizas sobre el conductor que se notaba bastante frustrado mientras elementos de seguiridad del evento se llevaban al actor.
“Tenía el presentimiento de que algo iba a pasar”, dijo Seacrest mientra trataba de limpiar su saco.
Baron Cohen comentó que su traje blanco de dictador había sido diseñado por John Galliano, quién fue removido de la dirección de Dior el año pasador por hacer comentarios antisemitas en un restaurante en París. El actor combinó su traje con un par de calcetines K-mart.
“Como me dijo una vez Saddam Hussein, calcetines son calcetines”, dijo Cohen.
Con información de The Hollywood Reporter
