RMFF | Sección: Plataforma mexicana

Halley (2012) de Sebastián Hoffman

Alberto (excepcional Alberto Trujillo) trabaja en un gimnasio como vigilante mientras sufre una extraña enfermedad en la que un virus destruye su cuerpo, una alegoría que nos recuerda la concepción que tienen cineastas como David Cronenberg o Andrej Zulawski del cuerpo. Esta historia de erosión corporal se centra en un solo personaje, no hay historia previa. Por sus hábitos sabemos que es obsesivo compulsivo, por su personalidad deducimos que tiene una historia de fuertes traumatismos y que la enfermedad que lo aqueja no sólo a él, sino a todos los personajes centrales (la administradora del gimnasio y el mortuario) es la soledad.

Sin embargo, el problema de Halley no está en sus impecables valores de producción y la conjunción de un verdaderamente notable equipo de trabajo (destacan la fotografía, el sonido y el bárbaro maquillaje), el problema está en la concepción creativa de la historia y los personajes. La creatividad se engolosina con el detalle técnico y se olvida por completo de generar empatía hacia su enfermo/zombie e incluso lo lleva  a grados de degradación que buscan generar impacto a fuerza, pero sólo generan una patética repulsión.

Mención aparte merece el caprichoso cierre de la película que le asigna a la cinta una importancia de la que carece por muchos momentos, Hoffman demuestra gran talento para explotar las virtudes de su equipo de trabajo, pero su historia está medianamente concebida. Como el cometa que bautiza la cinta, Halley tiene momentos de fugaz originalidad que una vez disipados nos dejan con un gris y recurrente panorama.

Las Lágrimas (2012) de Pablo Delgado

El título pareciera presagiar un drama intenso y explosivo, lo que Pablo Delgado (aún estudiante del CCC) nos entrega es un implosivo y contenido manifiesto de soledad y desesperación. Ante la ausencia de su padre, Fernando y Gabriel, adolescente e infante respectivamente se hunden en una espiral de soledad mientras ahogan sus desesperado llanto con escapes nimios al tiempo que su madre se hunde en una densa catatonia emocional. Un viaje fuera de la ciudad a la Van Sant (Last Days) permite que los jóvenes protagonistas encuentren consuelo en la complicidad fraterno/paternal.

Filmada en 16mm, aplaudida en el Festival de Cine de Rotterdam y presentada en México en el Festival de Cine de Morelia, Las Lágrimas es un filme que ha despertado interés por parte de especialistas del medio por su hábil manejo emocional, sus silencios y su meditativo paso, que a estas alturas comienzan a parecer recursos sobados por las nuevas generaciones de cineastas. El trabajo de Delgado es lo suficientemente sólido y profesional en un primer visionado, sin embargo la impresión que deja es de una serie de fantasmas estéticos (el mencionado Van Sant, Malick, Jarmusch y un poco de cine tailandés contemporáneo) que seguramente una vez disipados nos permitirán verter auténticas lágrimas de gusto ante el admirable trabajo del aún joven Pablo Delgado.

Mitote (2012) de Eugenio Polgovski

El centro histórico de la Ciudad de México resulta el bullente punto de convergencia de los rituales contemporáneos que bajo la óptica de Polgovski (y un sugestivo montaje intelectual) que vincula al pueblo aficionado al futbol, al de beligerante activismo político y que al mismo tiempo, celebra de manera inocua y carente de toda reflexión el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, como si un simio celebrase la publicación de la obra seminal de Darwin, El Origen de las Especies.

Polgovski toma el caos que representa el país, el júbilo anárquico al que autores que han buscado definir, en mayor o menor medida, la identidad nacional del pueblo como Octavio Paz o Carlos Monsiváis, que en su tiempo vertieron ríos de tinta para encontrar la quintaesencia de ese extraño animal llamado “el mexicano”. En una manera similar Polgovski vierte lo que seguramente fueron horas y horas de metraje en una condensada píldora de una fuerte dosis de caos histórico, comentario sociológico, pseudoreflexión antropológica con tintes evolucionistas y un cargado documental a la Eisenstein. El problema de este Mitote es que nos abandona en medio de ese hervidero caótico, dándonos una sola referencia para orientarnos, pero puede que esa soledad haya sido parte del plan desde el principio, demostrarnos que la lucha política y social poco ha hecho para domar a la cultura.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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