‘Rendel’ o la estridente imitación

Rämö es un honesto profesionista contratado para llevar la contabilidad de una empresa que sirve como fachada de una poderosa organización criminal; cuando el hombre descubre los malos manejos de sus empleadores, estos deciden eliminarlo junto con toda su familia; tras ser el único en sobrevivir al brutal ataque, con el rostro desfigurado y cubierto por una mascara, Rämö adopta una siniestra personalidad e inicia una sangrienta venganza en contra de sus enemigos.

Tal como sucede desde poco más de una década, las películas inscritas dentro del género de los superhéroes son las que atraen mayormente el interés de las masas; las más capaces, como ningún otro género, de despertar sendos debates y confrontaciones directas entre acérrimos fans de la peculiar mitología alrededor de los personajes de Marvel y DC Comics, así como de llenar hasta el tope o hacer tambalear el prestigio de aquellas cadenas de exhibición que se atreven a cometer el grave error de no programar en tiempo y hora las películas tan esperadas por su publico cautivo.

El interés de esta película escrita y dirigida por el debutante Jesse Haaja parece radicar en ser la primera incursión del cine finlandés en el genero mediante una anécdota la cuál está más en sintonía con cosas como The Crow o Darkman: El rostro de la venganza que con las producciones habituales de Marvel y DC. Seguro hay que reconocerle al realizador Haaja la entrega y su perseverencia para poder llevar a cabo el proyecto, el cuál le tomó casi diez años entre su planeación y para conseguir el financiamiento de poco más de un millón de euros para concretarlo.

Sin embargo, después del desastre de Guardianes (Sarik Andresyan, 2017), aquella mediocre cinta rusa que en ningún momento niega la influencia ni su pretensión de ser una respuesta local a Los Vengadores, Rendel se deja ver como otro ejemplo de la mala asimilación por parte del cine europeo de las producciones norteamericanas abocadas a la explotación de este tipo de historias, dando como resultado una movida cinta de acción que en realidad no es más que una acumulación de efectismos videocliperos (harta iluminación estridente, harta cámara Phantom, harta neblinita, hartas balaceras, etcetéra) la cuál, dentro de sus modestas posibilidades, cumple a cabalidad con todas las convenciones impuestas por sus contrapartes del otro lado del océano (final post créditos incluido) que como mera curiosidad se deja ver, pero queda muy corta en cuánto al resto. Para pendejadas bien hechas, más vale dejar a los gringos seguir luciéndose al respecto.

Por Venimos, los jodimos y nos fuimos