Recuerdo que uno de los juegos más divertidos de mi niñez era imaginar la historia detrás de aquellas personas que se me cruzaban en la calle. De dónde vienen, quiénes son, qué los hizo ser así en su vestir. Pensar en sus anécdotas ayudaba a matar el tiempo.
Un espíritu similar permea el documental Margarita (2016), cinta que compitió en la 31º edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG) en las categorías de Premio Mezcal y Largometraje Iberoamericano Documental.
La ópera prima de Bruno Santamaría propone un encuentro, el intercambio que se da entre él (realizador) y su retratada: una mujer que lleva viviendo años en la calle y parece desconectada del mundo a su alrededor. Algo de sus mundos choca, hasta terminar influyendo de manera permanente en el del otro.
Santamaría nos ofrece la oportunidad de descubrir de su mano el relato que acompaña a esta mujer, quien deambula por las calles de la colonia Narvarte, en la Ciudad de México, ignorada y olvidada por la mayoría de los transeúntes. Su historia deja de ser un producto de la imaginación para transformarse en algo real, tangible para ser narrado.
Así Margarita se inscribe en la vena de documentales mexicanos de reciente manufactura como El hombre que vivió en un zapato (Gabriella Gómez-Mont, 2011), El paciente interno (Alejandro Solar Luna, 2012), El silencio de la princesa (Manuel Cañibe, 2014) y, en menor medida, Quebranto (Roberto Fiesco, 2013).
El trabajo de Santamaría nos acerca a esta mujer olvidada, cuyos días de gloria han quedado en el pasado. Quizá hay cierta falta de profundidad en los temas, el joven realizador no se preocupa por mostrarnos cómo es que llegó a este punto o por qué se alejó de la sociedad. Sin embargo, las preocupación de Santamaría no parecen ser esas, el cambio que la mujer da a su vida es el tema central. Incluso la participación de la protagonista en la película Eva y Dario (1973) es vista como un apunte más dentro de sus desvaríos.
Margarita nos sugiere así que entre cada lance de violencia, hay un rayo de verdad. La locura nos acompaña todos los días, a veces es imposible evitar ser envueltos por ella.
Por Rafael Paz (@pazespa)
MARGARITA from Paloma López Carrillo on Vimeo.
