‘Power Rangers: The Movie’: Ay, ay, ay, ayay, Alpha

Durante la década de 1990, los Power Rangers eran lo mejor de lo mejor. Una serie sobre adolescentes que pelean contra aliens usando robots gigantes y artes marciales, con explosiones y destrucción al por mayor de maquetas hechas con  cartones de leche. Tenía lo necesario parta triunfar en la televisión y todo el mundo que tuviera menos de 15 años, y hasta algunos que ya estaban más grandecitos eran fans. La mercadotecnia explotaba este éxito al máximo.  Y entonces, en el año de 1995, se anunció la película.

Mighty Morphin Power Rangers: The Movie llevaba todos los elementos claves de la serie a la pantalla grande: violencia, acrobacias, golpes coreografiados, monstruos ridículos, peleas de gigantes en medio de la ciudad y lecciones de vida. También había algo parecido a una trama.

La ciudad natal de los Rangers, Angel Grove, se ve amenazada por un mal ancestral, liberado después de seis mil años, Ivan Ooze. Este villano es tan malo, despreciable y poderoso, que saca de la jugada a los malos de la serie de televisión en poco tiempo y pone en peligro mortal a Zordon, el fundador de los Power Rangers.

Zordon queda inhabilitado y con sus últimas fuerzas le da a los Rangers un discurso emotivo que es uno de los momentos altos de la película en cuanto a trama. No se sabe si Zordon saldrá bien librado de ésta y esto resulta impactante debido al tono ligero de la serie en televisión, donde los personajes recibían espadazos sin mayor consecuencia, y porque siempre se le había mostrado como un pilar intocable. La película deja en estado ambiguo el futuro del que antes fuera una cara gigante en un tubo.

La pérdida de Zordon y la destrucción del centro de comando corta la energía de los Rangers, dejándolos indefensos, y les obliga a viajar al planeta Phaedos en busca de un poder mayor con el cual  derrotar a Ooze. Aquí la película se divide en dos historias, la búsqueda de los protagonistas, mientras el villano avanza sus planes para conquistar el universo.

Los personajes principales no tienen mucha personalidad, pero eso no es lo que te importa cuando eres un niño viendo esta película. Lo único que quieres es que los protagonistas dejen de ser los insípidos adolescentes, se pongan  los trajes, y se suban a sus robots. Y que tus papás te compren la espada del Ranger Blanco. No es difícil pensar, ya con la sabiduría que dan los años, porque los niños y las personas  que se dedican a hacer gifs de toda manifestación cultural noventera para ponerlos en la web, han hecho de este filme una pieza de culto.

Los culpables son “Los viejos tiempos”: una región escondida de la cultura popular alimentada por recuerdos borrosos y nostalgia. Ese lugar maravilloso está en constante transformación; con el paso del tiempo aquello que nos gustaba se convierte en parte de nuestro ser. Algo conocido que nos recuerda tiempos “mejores”. Nuestra memoria construye altares en nuestro cerebro. A veces son merecidos y otras no. Los Power Rangers se lo merecen. Se lo han ganado por medio de 18 años de enseñarle a los niños que si un extraterrestre, acompañado por un robot afeminado, te pide pelear de su lado y te entrega extraordinarios poderes y un robot para manejar, aceptas sin dudarlo.

Por Xavier R. Vera (@SoyXavito)

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