Por fin se estrena en México Post Tenebras Lux, cuarto largometraje del premiado Carlos Reygadas, película que, como ya es costumbre en los trabajos del director de Batalla en el Cielo, genera una polarización de opiniones como muy pocos directores locales lo hacen.
Según mis lógicas, cuando un suceso cultural o social genera tal división de posturas, probablemente es un sinónimo de que nos encontremos frente a un fenómeno que no tiene fácil lectura y que necesita una evaluación mucho más exhaustiva. A veces, los caminos de la apreciación artística llevan esa polarización: ¿estoy frente a una obra maestra o sólo es un pretencioso con aires de falsa profundidad? Con Post Tenebras Lux, Reygadas navega en esos lindes y vuelve a entregarnos una película que no es fácil de digerir, que hay que ver con detenimiento y tratar de despojar todo prejuicio estético si es que se quiere tener una lectura más clara del trabajo del director.
Post Tenebras Lux (Luz después de la oscuridad) narra la historia de una familia joven con un nivel socioeconómico alto, que vive lejos de la ciudad, como en una especie de medida para resarcir las viejas heridas, un intento de que las cosas funcionen mejor. Sin embargo, el entorno y la oscuridad interna de algunos personajes, acecha la tranquilidad.
Carlos Reygadas no cambia mucho en su estilo pero sí lo hace, digamos, más nítido, dentro de su lenguaje, lleno de posibles simbolismos, de múltiples lecturas, profundidad poética y una discursiva sumamente social pero contada de forma sutil, casi inexistente. Esta vez añade una animación que si bien se encuentra como desgajada dentro de la historia central, marca la pauta o anuncia el prólogo de que también veremos cosas sobrenaturales, que Reygadas nos intenta mostrar como naturales o comunes. Al final del día, todos vivimos cosas que nos cambian radicalmente la existencia, que parecen surreales, casi todas las veces en forma de epifanías espirituales.
Ya sea la idea de la resurrección en Luz Silenciosa (2007), o una pelea épica con Dios en Batalla en el Cielo (2005), Post Tenebras Lux tiene momentos que brincan de las lógicas de la vida ‘real’, cuestionando a su vez los elementos habituales de una ficción o una historia más apegada la realidad.
Las escenas desencajadas dentro de la historia siguen causando escozor entre el público y la crítica; las tomas para algunos innecesariamente largas, y las acciones de estos ‘actores no profesionales’ y esta intención de mostrarnos las cosas ‘tal como son’, también generan enojo y confusión. Pero brindan además, y contrario a lo que piensan muchos cinéfilos, un diálogo muy personal, y nos dice cosas. Sí, no son cosas nuevas, sí, hay directores con mayores referentes de este tipo en sus trabajos, pero también es cierto que la manera de contar de Reygadas mantiene una fidelidad consigo misma, sigue siendo sólida y a mi parecer bella en sus formas.
Las ideas de poesía y pintura funcionan más para apreciar este tipo de trabajos. Para quien haya visto a Tarkovsky o guste del cine de Lars Von Trier, esta película no será tan difícil ni atípica, y también es seguro que si se va eliminando cualquier expectativa estética, esta vieja idea de que el cine tiene que ser de una manera, las señales y simbologías de una película como Post Tenebras Lux se nos van revelando poco a poco.
Me agrada ver a personas que no gustan o no tienen el referente de Reygadas o de Béla Tarr para apreciar estos trabajos, y descubren cosas; generan empatía con ellas. Y hay gente que tiene el bagaje informativo y nada más no logra empatar una afinidad de ningún tipo con las películas del director de Japón. Con las relecturas y el tiempo se descubren más cosas, y es bueno ver cómo una obra como la más reciente película de Carlos Reygadas deja tarea para evaluarse de forma un poco aparte, fuera del cine como entretenimiento, o como ‘máquina de contar historias’.
Por Ricardo Pineda (@RAikA83)