Pina en Ambulante 2012

“No estoy interesada en cómo la gente se mueve, sino en qué los mueve.”

Pina Bausch

Cuando Wim Wenders comenzó a planear un documental sobre Pina Bausch, la legendaria bailarina, ella aun vivía, fueron los bailarines de Bausch los que convencieron a Wenders de hacer la cinta.

Algunos pensaran que sin la biografiada, una película sobre su vida se limitaría a imágenes de archivo y entrevistas con sus colaboradores más cercanos. Pero Wenders optó por un camino más difícil, demostrar que ella sigue viva a través de su arte.

En Pina (2011) el director alemán deja que las coreografías de Pina Bausch fluyan ante el lente de la cámara, lo que podría resultar tedioso para algunos espectadores –sobre todo si en su vida han oído hablar de danza contemporánea, la pregunta se impone: ¿qué hacen viendo esta película?–, pero nos deja conocer lo que mejor hacía Bausch: su trabajo.

Apoyado en pequeñas entrevistas –duran dos minutos a lo mucho– con los alumnos de Pina, Wenders llena de color y movimiento la fotografía de su película, además con un 3D que demuestra que no todo es aventar objetos a la pantalla para hacer sentir una experiencia diferente al respetable.

Además de usar el Tanztheater Wuppertal –lugar en el que Pina logró sus mejores trabajos–, Wenders lleva las coreografías a las calles de Wuppertal, Alemania, dotando al documental de secuencias que capturan la mirada, de una manufactura perfecta en el uso del 3D y con un gran sentido del espacio en el encuadre.

Cada coreografía se llena de emotividad cuando los alumnos narran en voz en off sus experiencias con la coreografa y el espacio que dejó entre ellos, un espacio que nunca podrá ser llenado.

Pina es un documental que demuestra que para la afamada bailarina alemana lo más importante no era moverse, sino por qué hacerlo. De eso se trata la vida.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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