Peaches por todos lados: Distrital abre apetito con ‘Peaches does Herself’

Hace ya cerca de 13 años que Peaches levantó cejas en el mundo de la música, con su performance lleno de electroclash caserísimo, letras atiborradas de sexo, humor e ingenio y una reputación que sólo ha crecido desde el 2000 hasta hoy, a cuatro discos de distancia.

Pese al reconocimiento mundial y el culto a su música, Peaches nunca ha estallado como artista, en comparación con los “grandes nombres” que suelen atiborrar todos los festivales musicales del orbe; la reputación de esta muer siempre se ha mantenido fiel a un concepto específico, que tiene que ver más con el mundo underground, aquel vodevil sado y pervertido, ese infierno vulgar y divertido que escapa de todo intento de moral que sabe crear, que con cualquier otra cosa para bailar sexualmente con beats retrofuturistas.

La canadiense Merrill Nisker ya era maestra antes de dedicarse de lleno a Peaches, y pese a tener un show energético, caótico y transgresor, lo cierto era que en algunas ocasiones la austeridad de elementos en el escenario dejaban ver a Nisker como una artista más de “culto”, enfocada más hacia el performance y la provocación, que a la música misma.

Sin embargo, y a manera de poderosísimo regreso y revisión de la obra de esta mujer llena de tablas escénicas, en Peaches Does Herself, -filme que inaugura el festival Distrital dentro de su sección Cuadrante– somos testigos de lo que para Merrill Nisker es un show de rock; toda una producción escénica, cómica y musical, erotizada y muy entretenida, que recorre lo más emblemático de la carrera de Peaches a manera de musical ininterrumpido y que sí, ubica a Peaches en el lugar que se merece, como una artista completa e importante dentro y fuera de su género. Estamos, vaya, frente a un trabajo cinematográfico y musical arriba de memorable, refrescante y sumamente divertido.

Con una lógica fílmica impecable en la grabación y edición del musical, Peaches does Herself, -dirigida por ella misma- es el resultado de la colaboración entre Peaches y la compañía Berlin’s cutting-edge Hebbel am Ufer Theater, en donde 40 artistas acompañan a Merrill a lo largo de 20 canciones poderosas y llenas de ese imaginario Peaches lleno de falos, travestis, rock macizo y humor manchado, al máximo.

Sin temor a equivocarme, y que el tiempo avalen estas líneas, Peaches se ha aventado una obra maestra con esta película que lo mismo nos recuerda la estética de ese famoso video de Michel Gondry de Let forever be de The Chemical Brothers, que al más reciente documental de Wim Wenders sobre la artista Pina Bausch (2011). Aquí hay una producción que sitúa a la autora del Fatherfucker (2003) en otro nivel, fuera de serie y con una calidad superior a todo lo anterior que le hemos visto.

Peaches aprendió a refinar un show energético y atascadamente sexual, nos cuenta historias hiladas a la vieja usanza de los shows de Madonna, adentro de un teatro, con momentos francamente inolvidables, y un trabajo coreográfico de excelente factura. El filme tiene un atractivo visual y fetichista muy intenso a lo largo de sus 86 incansables y transexuales minutos. Peaches en todo su esplendor artístico, en una película que redondea con una lógica humorística que tal vez tenga un referente perdido con los chistes fílmicos de Takeshi Kitano, y que de paso posiciona una película que es algo más que un simple registro de una artista tan singular como lo es Peaches.

Peaches does Herself se estará proyectando este artes 4 de junio como parte de la inauguración de Distrital 2013 en el Teatro Fru Fru a las 21:00 horas, y en el Cine Tonalá, el domingo a las 19:00 horas.

Por Ricardo Pineda (@RAikA83)

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