‘Nuestro video prohibido’: “How I Fuck Your Mother”

Algo pasa con Cameron Díaz que le tiene un particular cariño a la comedia gamberra. A lo largo de su trayectoria ha participado en productos como Loco por Mary (There’s Something About Mary, 1998), Malas enseñanzas (Bad Teacher, 2011) y La cosa más dulce (The Sweetest Thing, 2002), en donde  ha dejado claro que no tiene prejuicio alguno ante el humor soez y no tiene inconveniente para participar en comedias que hacen alusión al sexo. Claro que, para Cameron, no había existido una buena razón para despojarse de la ropa, al menos no hasta ahora.

Tratándose de Díaz era difícil creer que actrices más tradicionales y recatadas como Kate Winslet o Gwyneth Paltrow le llevaran varios desnudos de ventaja a Cameron, y aunque su parcial desnudo (tampoco esperen algo marca Sharon Stone) sin duda significa publicidad gratuita para la película, si lo que querían era polémica, esta película llega diez años tarde, puesto que una década atrás este filme hubiera puesto a todos en El Vaticano a persignarse. Con los contenidos y programación de hoy en día, Nuestro video prohibido (Sex Tape, 2014) se queda corta al momento de querer ser algo revelador. Apuesto a que Loco por Mary fue en su momento algo más escandaloso que esta película, que en teoría es más atrevida.

De cualquier modo, si bien no será ni de lejos una de las cintas más relevantes de 2014, Nuestro video prohibido consigue el hito de mostrar  a dos actores marca Hollywood en posiciones muy atrevidas para tratarse de una comedia y, además, una cinta para las masas (aunque el mérito se vería mermado por lo que Lars von Trier sometió  a Shia LaBeouf en Ninfomanía (Nymphomaniac, 2013), aunque ese es un largometraje para un público más selecto.

Ahora bien, si el principal objetivo de una comedia es entretener al público y arrancarle la carcajada, Nuestro video prohibido lo logra con creces. Obviamente la audiencia que espere una historia inteligente se ha equivocado de sala, pero si se está dispuesto a entregarse al absurdo de la trama, esta película puede ser una experiencia plenamente divertida y satisfactoria. Seamos honestos, hay veces en las que acudimos al cine con la simple intención de desconectarnos y relajarnos; este filme puede ser la receta perfecta para combatir el aburrimiento.

Hay que dejar claro que aunque el argumento de la película es de lo más simple, el mérito recae en las situaciones desarrolladas y en los ingeniosos diálogos para que ese vacío no resalte tan fácilmente. Asimismo, se destaca que se procura dotar de humanidad a los personajes y ofrecer un trasfondo inteligente, pues en más de una ocasión se insinúa el discurso a partir del cual se construye la película: en una relación amorosa intervienen factores mucho más importantes que el mero acto sexual.

Evidentemente la película se sostiene y funciona gracias a los momentos chuscos y las conversaciones picantes, por lo que cuando el guión carece de estos elementos, la película sufre unos baches que hace que se tambalee su calidad. Podría decirse que es un largometraje que depende totalmente de sus gags o incluso pareciera que es una sucesión de mini sketches distintos interpretados por los mismos actores e hilvanados por el argumento del “video prohibido”, con episodios mejores que otros. Díaz y Jason Segel consiguen una química que le da sabor a la cinta, además de que explotan su vis cómica al máximo.

Se reconoce la agilidad con la que se desarrolla la cinta y que saben notar cuando ya es suficiente, puesto que no se trata de estirar el metraje a pesar de que podría haber abusado de algunos recursos con tal de estirar algunas secuencias. Las escenas del inicio, así como la filmación del video porno  son sumamente divertidas. La secuencia en la casa del personaje de Rob Lowe alcanza cotas hilarantes. De la mitad al final la película pierde gran parte de su encanto, pero tiene uno que otro momento (como el cameo de Jack Black) digno de este tipo de comedias antes de finalizar con un final algo abrupto y descafeinado (aunque saben volver a colocar la sonrisa del público cuando cierran el filme con fragmentos del “video prohibido”).

Absurda en su mayor parte y divertida en gran parte de sus secuencias, Nuestro video prohibido es esa película veraniega que busca acelerar la hormona adolescente y que es parte de la juerga veraniega. Podrás disfrutar de ella en el momento, independientemente de que después notes lo superflua que es. ¿Será que Díaz y Segel pongan de moda eso de filmar videos caseros? De mientras nos conformamos con verlos a ellos.

Por Víctor López Velarde Santibáñez (@VictorVSant)

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