MUBI Presenta: ‘Traficantes de sueños’ de Alex Rivera

El dominio del sistema nervioso y los mecanismos de percepción, atención y memoria han cautivado y nervado el desarrollo de la ciencia ficción a nivel mundial, preocupación que se ha encontrado presente desde la sofisticada literatura clásica hasta en los rincones más pulp y cuyos grandes misterios aún yacen ocultos, dando cabida a fantástica quiromancia que continúa nutriendo el imaginario colectivo. México ha tenido una producción bastante irregular en este ámbito, que ha preferido maridarse con la comedia o el horror para sobrevivir, sin capacidad de hacerlo por derecho propio. Traficantes de sueños (2008), del cineasta Alex Rivera, representa un loable esfuerzo que aporta un concepto sumamente inteligente, pero que resulta por momentos deficiente en su ejecución.

Tomando como escenario la zona fronteriza en un futuro cercano, una familia en Tijuana en la que el joven Memo Cruz (Luis Fernando Peña, ¡ULISES! de Amarte duele) sueña con poder integrarse a la fantasía urbana futurista, en la que el trabajo manual ahora es virtual y en el que existe la posibilidad de “conectar el sistema nervioso al sistema global de mercados” vía cables y un dispositivo inteligente en el que se pueden cargar memorias a la red y venderlas al mejor postor. El joven Memo se cruza con Luz Martínez (Leonor Varela), asidua a subir sus memorias a las red, y cuyos recuerdos con Memo despiertan el interés de un joven piloto latino de la fuerza armada, quien justamente asesinó al padre de Memo en una operación militar televisada.

Resulta altamente refrescante la sencillez y lucidez narrativa con la que Rivera aborda las complejidades inherentes a sus postulados, presentándolos desde una óptica naturalista que construye un cotidiano fantástico de palpable organicidad, lo cual permite que su relato distópico se haga sentir mucho más cercano y real a nuestras realidades cibernéticas. Sin embargo, Rivera presenta un lenguaje formal que parece no empatar del todo con las ambiciones a las que se aspira, contaminado por las mañas del videoclip y su montaje adrenérgico que reviste el filme de una cualidad que se siente caduca por momentos, pero que es reivindicada por el tenue tono de su ficticio revisionismo a la mitología virtual contemporánea.

Traficantes de sueños es un filme que es importante ver por lo que plantea y por lo que representa, marcando una pauta general para un eventual despunte de la ciencia ficción en nuestro país. Resulta esencial familiarizar a los espectadores con un concepto que sacuda su noción de realidad desde el terreno de la especulación y aceptar que la imaginación en el cine no resuelve los problemas cotidianos, sino que plantea los que existirán en el futuro.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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