Hay un par de citas atribuidas a Alfred Hitchcock que continuamente se hacen presentes al ver y analizar su filmografía: “Algunas películas son pedazos de vida, las mías son un pedazo de pastel” y “Disfruto tocando a la audiencia como un piano.” Ambas frases definen muy bien las sensaciones producidas por Los 39 escalones (The 39 Steps, 1935), una de las obras cumbres del periodo británico hitchcockiano.
Hannay (Robert Donat) es un canadiense recién llegado a Londres. Tras sufrir una conmoción durante un espectáculo nocturno conoce a una linda chica y la invita a su casa. Ahí ella le confesará que una peligrosa organización de espías internacionales llamada Los 39 escalones la acecha con intenciones de asesinarla. Cuando la susodicha aparece con un cuchillo clavado en la espalda a medianoche, nuestro protagonista será tomado por el asesino y debe huir para probar su inocencia.
Como en todo buen thriller firmado por Hitchcock, el guión plantea un escenario pesadillesco donde un hombre inocente es tomado por culpable y el mundo que lo rodea se convierte en un lugar amenazante, aun cuando en realidad sólo sea una proyección de sus propios miedos. Es una pesadilla que atrapa al público a nivel emocional.
En su tiempo, varios críticos atacaron la poca verosimilitud de los hechos ocurridos en Los 39 escalones. Es un error buscar verdad en la obra hitchcokiana, la intención es mantener al cine como una ilusión. Un lugar donde todo puede pasar, la única lógica posible en ese escenario es la de la historia misma. Cuando Hannay logra burlar la muerte, no es una mera cuestión de suerte, es necesario en su lucha por demostrar su inocencia y seguir con la montaña rusa de emociones. “Suena como una película de espías”, dice Hannay a la joven que conoce en el teatro, sólo para que ella replique: “es exactamente lo que es”, un pequeño guiño del director anunciando lo que nos espera.
Los 39 escalones marca un momento en la carrera de Alfred Hitchcock donde el auteur comienza a preocuparse más por los detalles. El guión está lleno de ellos. Desde la biblia oculta, hasta las impresionantes facultades mentales de Mr Memory. Al mismo que los grandes misterios de la historia nunca cobran importancia en realidad: la organización de espías y sus planes para atacar Inglaterra.
Todos son elementos del juego, la intención de Hitchcock era entretener a su público. Por eso disfrutaba tocar a la audiencia como un piano y nadie acariciaba las teclas como él.
Los 39 escalones se presenta actualmente en Mubi, pueden probar el servicio de manera durante 30 días en el siguiente enlace: mubi.com/butacaancha
Por Rafael Paz (@pazespa)
