MUBI Presenta: ‘Alucarda’ de Juan López Moctezuma

Hoy día, el término “de culto” se usa con demasiada facilidad. Basta un torrent extraño de algún país exótico, un videohome de temática chabacana o una cinta norteamericana poco vista con intenciones autorales y fácil de convertir en meme para colgarle el adjetivo, aunque el tiempo termine por demostrar lo poco acertado de su uso. Para el crítico e historiador cinematográfico Ronald Bergan, el cine de culto es “cualquier película que por razones sin relación con su calidad artística  ha atraído una obsesión devota de un grupo de fanáticos. Las cintas de culto son usualmente excéntricas, camp y escandalosas, con personajes unidimensionales y tramas extravagantes.”

El cine de Juan López Moctezuma es de verdadero culto, y Alucarda, la hija de las tinieblas (1977), es la mejor demostración. Inspirada por algunos textos del Marqués de Sade, el tercer opus de López Moctezuma mezcla en su historia elementos del cine pánico con un poco de terror, ritos satánicos, adolescentes lesbianas y una pizca de vampirismo. Un coctel perfecto para generar un fiel seguimiento y varias leyendas extrañas sobre su filmación.

La trama tiene como personaje central a Alucarda (jovencísima Tina Romero), una chica huérfana que vive en un convento donde fue llevada después de la muerte de su madre. Ahí conoce a Justine (Susana Kamini), otra huérfana quinceañera, y, enseguida, comienzan una amistad muy cercana. Pero, como lo vimos al inicio, Alucarda es la encarnación de un poder tenebroso –vampírico– y las cosas están a punto de ponerse incómodas gracias a un pacto satánico.

Ese es el punto de partida sobre el que López Moctezuma aplica su alucinante y vanguardista sello autoral, único, a pesar de la influencia de otros directores. Además de una visión del mundo llena de colores saturados donde la ciencia es vencida por lo oculto y la represión impuesta por una institución –la iglesia– únicamente provoca destrucción o miedo en su dogmatismo excesivo, también hay cierta ambigüedad que enriquece la puesta en escena: los personajes no son buenos o malos, simplemente son víctimas de sus circunstancias.

A pesar de ciertos momentos sobreactuados, Alucarda, la hija de las tinieblas es uno de los grandes momentos del cine de género hecho en México y está llena de escenas memorables. La secuencia final de venganza vale el boleto por sí sola. Un gran primer paso para adentrarse en la corta, pero memorable, carrera cinematográfica de Juan López Moctezuma.

Por Rafael Paz (@pazespa)

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P.D. Armen su double feature y busquen el documental Alucardos: Retrato de un vampiro (2011), de Ulises Guzmán.