Mórbido 2019: Nail in the Coffin: The Fall and Rise of Vampiro

Para quienes no están familiarizados con la lucha libre nacional de los años noventa, el documental Nail in the Coffin: The Fall and Rise of Vampiro introduce a su protagonista Ian Hodgkinson (mejor conocido como el Vampiro Canadiense) como una de las grandes estrellas del pancracio de esa época. Ian llegó a México desde Canadá en 1991 y gozó de bastantes reflectores, particularmente por su actitud y look rebelde que conquistó a buena parte de la audiencia femenina. El documental dirigido por Michael Paszt ofrece una mirada al significado que tiene la lucha libre en nuestro país, aunque, en realidad, el filme no se enfoca en la época de gloria de Vampiro ni en la historia de este deporte/espectáculo.

Nail in the Coffin: The Fall and Rise of Vampiro toca varios de los temas explorados en la destacada ficción El luchador, de Darren Aronofsky, al centrarse en la mirada de un hombre maduro (actualmente Ian tiene 52 años) cuya mejor época quedó en el pasado, sin embargo le es imposible alejarse de su oficio sin importar todos los riesgos que eso conlleva. Más de 25 años de lucha profesional han dejado evidentes secuelas en la salud del famoso Vampiro (diversas contusiones y problemas para caminar bien) aunado a que desde que desde muy chico siempre tuvo una vida complicada –aprendemos, por ejemplo, que en algún punto trabajó para el crimen organizado en su país natal) y que recientemente fue diagnosticado con principios de Alzheimer. Pero si algo lo ha mantenido ligado a la lucha libre es la necesidad de sacar adelante a su hija adolescente Dasha, laborando como coordinador de las transmisiones de Lucha Underground (un show de El Rey Network y la AAA que lo hace viajar constantemente a la Ciudad de México) y subiendo al cuadrilátero de vez en cuando.

Más allá de que funciona como repaso de la vida de su protagonista –de joven promesa del hockey a inspirarse en la música punk para comenzar a luchar–, las dos principales aportaciones del documental son su acercamiento a lo que ocurre detrás de cámaras en las funciones de lucha libre y, por supuesto, esa vertiente totalmente personal que revela a Ian como alguien que trata en todo momento de ser un buen padre.

La intensidad con la que Ian afronta la tarea de coordinar los shows de la AAA, de lidiar con luchadores problemáticos y a veces de volver al ring para arriesgar su vida, contrasta con su deseo de llevar una vida tranquila en Canadá junto a su hija y sus videojuegos. Es ahí donde surge esa visión relevante sobre una práctica como la lucha libre, siendo la secuencia más poderosa de todo el documental cuando, luego de saber sobre el serio diagnóstico del Alzheimer, lo vemos de vuelta en el ring para intercambiar madrazos con su rival clásico Konnan, con prácticamente la misma intensidad con la que trabaja en las transmisiones televisivas y con la que luchaba en sus mejores días.

Parafraseando las palabras del crítico de cine Roger Ebert sobre El luchador: en Nail in the Coffin: The Fall and Rise of Vampiro queda claro que la lucha libre podrá ser un “deporte falso”, donde se sigue un guión, pero como “actividad” (siempre riesgosa cabe añadir) no podría ser más real. Y como al protagonista de El luchador, interpretado dolorosamente por Mickey Rourke, a Vampiro parece que ninguna adversidad podrá alejarlo del cuadrilátero.

Por Eric Ortiz (@EricOrtizG)
Publicada originalmente en Revista Cinema Inferno.

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