‘Mamma Mia: ¡Vamos otra vez!’: Fiesta intemporal

Es muy complicado construir un nicho que le permita en la actualidad a una película trascender la inmediatez del consumo de películas desechables, consumidas una sola vez, raramente revisitadas y de naturaleza efímera, pero en el caso de Mamma Mia! (2008), la adaptación del musical homónimo deficientemente dirigida por Phillipa Lloyd, el ambiente menopáusicamente festivo y la pegajosa melosidad pop de ABBA permitieron crear un fenómeno cuyo mérito nunca fue fílmico, sino lúdico.

Es justamente a partir de lo lúdico que la secuela del popular musical busca construir algo de mayor ambición en su secuela Mamma Mia 2: ¡Vamos otra vez! (Mamma Mia! Here We Go Again, 2018) sin dejar de lado lo que hizo que la primera entrega se convirtiera en un hito. Dirigida por el británico Ol Parker, la secuela presenta en forma paralela la historia de la joven Donna (Lily James) y su idilio con los tres padres de Sophie (Amanda Seyfried), quién finalmente ha logrado terminar el hotel tan acariciado por Donna (Meryl Streep), tristemente se despidió de esta vida antes de poder verlo concretado.

Ambas entregas de Mamma Mia! son películas que celebran la amistad femenina y parten de ahí para explorar, con el mismo tono cursi y sentimentalista de los videoclips setenteros de ABBA el lazo madre-hija como algo atemporal y que construye el núcleo emocional de la película, que en muchos sentidos es mejor película que su predecesora, haciéndola crecer en todo sentido.

El guión esta mucho mejor estructurado, los números musicales encuentran mejor integración en la trama, la energía se logra mantener por las casi dos horas de metraje, los valores de producción son mucho más refinados Pierce Brosnan nomás platica su canción tantito; Andy García, robusto y viril, interpreta a Mr. Bacardi, Fernando Cienfuegos, quien tiene un memorable dueto cerca del final de la película con Cher, la que, en un desafío de toda lógica temporal, interpreta a Ruby, madre de Donna.

Si Mamma Mia! no era más que una informal y desmadrosa peda de amigas alcoholizadas con vino del Sam’s, un karaoke de ABBA y posters de Pierce Brosnan y Colin Firth, Mamma Mia! Here we go again es una colosal celebración camp, bautizo y boda simultaneas con sonidero, combustión queer y la destrucción del tiempo, resumidas en la última y acrónica secuencia de la película. Mamma Mia: Here We Go Again! es, antes que una película, una celebración filmada en la que predomina la lógica de la euforia y del sentimentalismo, una colección de emoción artificial altamente contagiosa y una secuela que en inicio, no obedece ningún sentido, pero que lo encuentra en el aire, las estrellas, la noche, Fernando…

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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