‘Lo que reina en las sombras’ y la necesidad de nombrar

Organizar el pesimismo
Benjamin

Bernardo Ruiz (Reportero, 2012), presenta en un documental de manera fragmentaria tres narraciones que se vinculan a través del narcotráfico. Con un ritmo lento y de edición también fragmentaria y de irrupción, Ruiz trata de configurar un espectro unitario en el que cada historia tenga su propia voz y sustento. Henry Ford, un vaquero estadounidense ex narcotraficante y ex presidiario;  Óscar Hagelsieb, un agente estadounidense encubierto, hijo de mexicanos indocumentados; y la hermana Consuelo, activista defensora de Derechos Humanos.

El director méxico-americano  busca un acercamiento que corresponda a las condiciones de cada narrador, sin glorificarlo o condenarlo de manera explícita, sino encontrando sus contradicciones; que es el punto donde cualquiera es vulnerable, donde se posiciona lo humano. Estas contradicciones se reflejan tanto ontológicamente como social y políticamente. Las fronteras que cruzamos entre ilegalidad/legalidad-estado de derecho/estado de excepción-justicia/venganza-ético/moral y violencia mítica/violencia divina, las transitamos cotidianamente sin tener claro por momentos cuáles son sus límites, dónde terminamos nosotros y dónde comienza los otros. Espacial, temporal y narrativamente, la documentación de Ruiz busca ser transgresora: datos duros y de investigación periodística son intercalados entre las entrevistas a cuadro y acciones  cotidianas de los tres involucrados. ¿Hasta dónde se puede rastrear las condiciones actuales de violencia, corrupción y miseria del país? ¿Desde el auge y poderío colombiano de Pablo Escobar?, ¿desde la transición y control del cártel de Juárez con Amado Carrillo?, ¿desde el vacío de poder que generó la muerte del “señor de los cielos”?, ¿la formación de grupos paramilitares y desertores de fuerzas militares para convertirse primero en el brazo armado de los cárteles y luego formando los propios? ¿O desde la pésima estrategia que el gobierno de Felipe Calderón ejecutó?  Ruiz no busca dar respuestas homogéneas y acabadas, sólo claves para el camino de interpretación y acción propia.

El fundamento teórico del documental puede estar atravesado desde distintas esferas: literaria (Bolaño), social (Alfredo Corchado) o filosófico (Benjamin), pero Bernando Ruiz comenta que su trabajo es experiencial; se desarrolla en el transcurso de la filmación, sin imponer una clara línea o intención, sino desenvolviéndose con sus personajes, dialogando con ellos. Si bien el fenómeno del narcotráfico ha sido trabajado de manera literaria y ficcional en la última década, los documentos y testimonios son pocos y contradictorios, por ello la investigación periodística se vuelve fundamental en el registro de la microhistorias; las historias relegadas que se convierten sólo en cifras y no se relatan. Por ello, la tercera arista del documental, la hermana Consuelo, es el punto de unión entre la violencia que genera las acciones del narcotráfico y las instituciones que buscan detenerlo: la sociedad civil se encuentra en medio, acorralada y por momentos impotente, la corrupción entre el crimen organizado y las instituciones estatales se vuelve infranqueable.

En su condición transgresora, el documental abre horizontes de interpretación; éstos se ven reflejados en las desapariciones en México. 23 mil personas desaparecidas en cifras oficiales desde el 2007, son clave para desglosar los conflictos socio-políticos en el país: xenofobia, machismo, narcotráfico, delincuencia y la que pocas veces se aborda porque la vemos lejana o por temor: las desapariciones de carácter político. Ruiz  cierra el documental con imágenes de las manifestaciones que se han congregado para exigir la aparición de los 43 estudiantes  de Ayotzinapa. Aparentemente sólo es un nombre, pero es un nombre que abre las puertas de las atrocidades que permanecen en el subsuelo, de la angustia de las familias que están en el fuego cruzado y en el fuego traidor; un nombre que puede adoptar el de cualquiera, pero que es necesario sacarlo de las tinieblas, hacerlo presente y narrarlo, porque si uno deja de buscar y nombrarlo es como si ya estuviese enterrado.

Por Icnitl Y García (@Mariodelacerna)