FICM | ‘La vida precoz y breve de Sabina Rivas’: La telenovela fronteriza
Por Rafael Paz (@pazespa)
El Río Suchiate es un lugar sin ley. Una zona donde el cuerpo vale poco y la vida menos. Una franja de tierra donde todos son desechables y la mayoría no vive lo suficiente para disfrutar plenamente su vida. Es ahí, en ese lugar olvidado por dios y las autoridades mexicanas, donde vive Sabina Rivas.
La vida precoz y breve de Sabina Rivas (2012) es el regreso al largometraje de ficción del cineasta mexicano Luis Mandoki, quien dedicó un par de años al proselitismo político al lado de Andrés Manuel López Obrador. Sobre el excandidato presidencial y su carrera política hizo un par de documentales: ¿Quién es el señor López? (2006) y Fraude: México 2006 (2007).
Para su regreso a la ficción, Mandoki toma las cosas donde las dejó en Voces Inocentes (2004). Con un guión basado en la novela La Mara de Rafael Ramírez Heredia, La vida precoz y breve de Sabina Rivas es un melodrama de comentario social, el retrato fronterizo del director es tan desolador que cumple con su cometido de sacudir conciencias.
El peso de la película recae en los hombros de Greisy Mena. Su arrojada actuación le da veracidad al personaje, Sabina es una niña que ha librado algunas batallas, una adolescente que a pesar de todo mantiene la inocencia y no pierde la esperanza de poder salir adelante.
El resto del reparto entrega actuaciones sólidas, aunque dentro de su rango conocido. Es el caso de Tenoch Huerta y Joaquín Cosío, dos grandes actores que parecen hacer siempre el mismo papel. Aunque esto en realidad es culpa de productores y directores que difícilmente les ofrecen otro tipo de personajes.
Llama la atención que Televisa se encuentre inmiscuida en este proyecto. Sería sencillo olvidar el pasado de Mandoki junto a AMLO –quiero suponer que eso de “es un honor estar con Obrador”, no era vacilada ni flor de un día– y pensar que para el cineasta es más importante hacer su película que los socios necesarios para hacerla, en este caso Emilio Azcárraga Jean y Bernardo Gómez.
Dicha situación le quita fuerza al mensaje de la cinta. No dudo del compromiso de Mandoki a favor de detener la situación que vive la frontera sur del país, la cinta es efectiva en mostrar autoridades corruptas e incapaces de interesarse por lo que ocurre alrededor del Río Suchiate.
Al igual que Hecho en México, esos dos créditos dejan un sabor amargo y diluyen las intenciones. De repente, el que la película tenga ratos tan telenoveleros deja de ser extraño. Pero como lo han dicho varias voces, en ocasiones las telenovelas también sirven para educar y hacer conciencia. Lo más importante es eso, así, acostarse con el enemigo ya no resulta tan complicado.