‘La semilla malvada’: La primera fuga

Una ópera prima ofrece una promesa o un engaño. Raras veces incluye ambas ofertas, como es el caso de La semilla malvada (Mauvaise Graine, 1934), la primera película de Billy Wilder que bebe de la tradición francesa de Marcel Pagnol, Marcel Carné, Julien Duvivier y el mismísimo Abel Gance, ésta herencia en la obra del cineasta no se perdería al asilarse en los Estados Unidos, en cambio se mimetizaría. Wilder se habría orientado al cine de criminales al quedarse en Francia y Alemania; sin embargo, en América, sólo un género le ofrecería la misma vitalidad y ambigüedad: la comedia.

El joven playboy Henri Pasquier (Pierre Mingand) está acostumbrado al dinero, el brandy y los coches nuevos, hasta que su padre decide cortarle todo privilegio para obligarlo a apreciar el valor del trabajo. Como buen personaje wilderiano, Henri descubre ser dueño de un talento nato, no para labores rutinarias sino para el robo de vehículos, pronto es ser reclutado por una banda de ladrones, entre los que se encuentran la joven y bella Jeannette (una jovencita Danielle Darrieux), de quien se enamora y juntos planean mudarse a Casablanca.

La intención de Wilder parece ser crear un entretenimiento popular que haga uso de los recursos indispensables de diversos géneros que se consolidaron por aquellos años, aquí son utilizados con cautelosa sofisticación, apenas asomando el dinamismo que caracterizó su carrera en los Estados Unidos. La semilla malvada palidece ante lo que ahora sabemos que vino después en la filmografía de Wilder, no obstante sus rasgos apuntan hacia la distorsión de la moral que se profundizaría en Ace in the Hole (1951) o el movimiento y locuacidad logrados en la elegante coreografía en Some Like It Hot (1959) o Irma La Douce (1963).

El virtuosismo o el heroísmo nunca fueron del interés de Wilder, para él hombres y mujeres crean su propio código moral y ético, alejado de posturas preconcebidas y esquemáticas. Al principio pensó que ese código tenía autonomía en el cine policiaco hasta que apareció la comedia. La semilla malvada es una película convencional y al mismo tiempo atípica, particularmente en audaces decisiones de montaje y en su inusual adhesión a las reglas del género. Aquí los autos son los que se mueven a toda velocidad, después dieron paso al verbo y el ingenio. Más rápidos que cualquier criminal (o cineasta) en fuga.

Por JJ Negrete (@jjnegretec)

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