Jack & Jill: Defecando frente al espejo

Mientras veía Siempre hay tiempo para reír (Funny People, 2007), la cinta de Judd Apatow en la que Adam Sandler realiza un ejercicio semi-terapeútico de reflexión sobre su propia persona y su misión como comediante, me quedaba clara una cosa: Sandler nunca criticaría su legado cinematográfico por más aberrante que fuera. Dentro de la ya mencionada película se manejan obras con títulos tan risibles y vomitivos como “Mer-Man” o “Re-Do”, en la que el personaje de Sandler interpretaba un bebé. Sandler aprovechó esa cinta para reflexionar sobre cuestiones más personales, como su estatus de “hollywood star” y la privación de una vida personal satisfactoria que este yugo conlleva.

Cuando se carece de autocrítica y se peca de narcisismo…nacen los gemelos

Sin embargo, aquellas cintas “ficticias” no eran atacadas, al contrario, eran alabadas por los personajes de la cinta, sin cuestionar nunca la colosal mierda que sus argumentos representaban. Jack & Jill (2011) bien pudo haber sido una de esas cintas ficticias de “Siempre hay tiempo para reír” que nunca tuvieron un desarrollo total. Jack & Jill nunca  abandona su condición fetal, no es un producto consumado, pura placenta creativa expulsada por el ignorantemente aplaudido recto de Sandler.

Está de sobra recordar la trama de Jack & Jill: son gemelos, uno es Sandler y la otra es Sandler en esteroides y con peluca, Katie Holmes interpreta “hot stock wife #2”, Al Pacino es artísticamente sodomizado y Eugenio Derbez, sorprendentemente es el personaje más entrañable a pesar de hacer únicamente su personaje de “Barnaby” en inglés. La película es un gran monumento al “cine-marketing”, ahogada en colocación de producto, flatulentas cacofonías, una orgía de golpes y acrobacias físicas sin sentido, infinidad de cameos absurdos y chistes antisemitas… como un fin de semana en la casa de recreo de Mel Gibson.

-¿Judía, pobre y estúpida? -¡Será la pareja del indocumentado!

No es sorpresa descubrir que el financiamiento de la cinta no sólo provino de la casa productora de Sandler, Happy Madison, sino de una larga cantidad de patrocinadores como Dunkin’ Donuts o Pepto Bismol, que hace “Integración Vertical”, ya que, después de ver la cinta, sentí la apremiante necesidad de asaltar la farmacia en busca de frascos de Pepto Bismol para calmar mi brutal indigestión y reducir la sensación de haber sido violado. La existencia de esta cinta es francamente mercadotécnica, un producto artificial con un falso contenido de profundidad, carente del más mínimo valor artístico, social o moral, que justifica su existencia como un mensaje de “aceptación familiar”: “Así es tu familia… ni pedo” que se siente tan artificial y  hueco como la serie de productos que nos están siendo vendidos.

Sólo quisiera enumerar algunos de los momentos o situaciones más representativas de la cinta, a modo de ilustrar (y no profundizar demasiado) en este ejercicio de coprofilia:

Irritable y constante reafirmación del ego: “My wife is hot”

1.-El niño hindú (adoptado) que tiene una fijación malsana a la cinta “Scotch” (una idea visual sobre el desapego que siente hacia su familia) y que se
adhiere al cuerpo desde muñecos hasta piernas de pavo y una guacamaya.

2.-Katie Holmes en un papel de relleno, emocionalmente estéril, aparentemente en “auto-piloto”, que existe nada más para hacernos creer que Adam
Sandler puede desposar cualquier pedazo de carne en Hollywood.

3.-Shaquille O´Neal asaltando sexualmente, vía oral, una pierna de jamón.

4.-Racismo softcore y la reducción de la cultura latina a interminables chistes de inmigración, festín de chiles, comida que provoca gases, “cascaritas”.

5.-Los personajes asisten a una función del clásico Una Eva y Dos Adanes (Some Like it Hot, 1959), en un absurdo y cínico ejercicio de egolatría en el que
Sandler pone su producto junto a Una Eva y Dos Adanes como uno de los grandes clásicos de la comedia drag. Alguien le aventó mierda a la cara a Billy
Wilder.

A estas alturas, ya llevo un litro de Pepto Bismol y un sobre de sal de uvas.

6.-El descarado y abiertamente idiota uso del humor escatológico, el uso de los fluidos del cuerpo humano como un elemento humorístico, raras veces aumenta el valor de tu “película” (a menos que el nombre de tu película sea Porky´s).

7.-Lanchas en piscinas, llamas con las piernas rotas, Regis Philbin interactuando con un intestino de peluche… la transgresión sin intención.

8.-Los “añejos talentos” y compañeros de generación en “Saturday Night Live” de Adam Sandler, demostrando el por qué no consiguen trabajo.

9.-Johnny Depp haciendo una rídicula “declaración pop”, al portar una camiseta de Justin Bieber en un partido de los Lakers.

-Cuánto por tu dignidad? -Mmmm… ¿A cuánto está el McTrio del día?

10.- ¡AL PACINO! cortejando a Adam Sandler

10.1 Al Pacino burlándose de su característica explosividad y aberrante “intensidad” durante una representación de Ricardo III en Los Ángeles.

10.2 Al Pacino compartiendo el escenario en Ricardo III con el patriarca del clan Kardashian.

10.3 Al Pacino disfrazado del Quijote, que para fines del universo cómico “sandleriano” es más bien “El Coronel Sanders”.

10.4 Al Pacino, caracterizado como “El Quijote” luchando contra un ventilador en un restaurante familiar.

10.5 Al Pacino haciendo un baile, rapeando y ridiculizando a un exceso plástico-denigrante su personaje de “Tony Montana” para vender un café llamado “Dunkachino”.

10.6 Al Pacino fingiendo al final que aún tiene dignidad artística (“Quema todas las copias, nadie puede ver esto”).

Mentiría si digo que no me reí, desgraciadamente la risa no viene de un lugar profundo, viene de una noción esencial y universal del humor: la humillación, el ridículo y el exceso. Jack & Jill probablemente no sea la peor película que haya visto, quizá haya quién la disfrute, quizá haya quien diga que Sandler aún tiene talento, lo que es cierto es que al final únicamente nos queda limpiarnos, levantarnos los pantalones con dignidad, cerrar la tapa del excusado, no mirar, jalar la palanca y olvidar aquello que se va por el caño… pero recuerden que únicamente los perros voltean a oler su propio excremento.

 Por JJ Negrete

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