Ipso Facto Presenta: Cineclubes DIY

Espacios culturales con dueños visionarios, películas pirata, un proyector ajeno o de tres mil pesos y espectadores convocados a través de internet. El cine club, concebido como un espacio de defensa del séptimo arte, debe su desarrollo a las coincidencias, el do it yourself (DIY) y los cinéfilos que no dejan morir este proyecto.

Sin embargo, los principios e ideales que fundamentaron la creación de estos lugares, que fueron establecidos por Manuel González Casanova (pionero del cine club mexicano) se modificaron con el paso del tiempo. La postura actual fluctúa entre la construcción de públicos críticos y un hobbie; ser una alternativa frente al duopolio del cine comercial y ofrecer dos horas de entretenimiento.

Además, las universidades y otros centros de estudio ya no son los únicos que permiten este tipo de organizaciones. Restaurantes, cafeterías, foros y teatros se convierten en los sitios idóneos para disfrutar de un filme junto a otros 15 extraños y una cerveza o un chocolate caliente como acompañante.

  • Juntos pero no revueltos

La generación de los cineclubes se ha dado de manera espontánea y sin afán de formar parte de una asociación. Aun así, la Red Enlace Cineclubista (REC) y el Foro Internacional de Cineclubes y Desarrollo Comunitario (FICDC) se han dado a la tarea de organizar conferencias y reuniones para que todos los que tengan un proyecto de este estilo se conozcan y busquen establecer acuerdo de mutua ayuda.

Eso no quiere decir que los 50 espacios en el Distrito Federal, contabilizados hasta 2013 por la REC, estén interesados o de acuerdo en formar una comunidad. Por ejemplo, el Cineclub Continental (@CCContinental) considera que su estilo íntimo no necesita más exposición. No rechazan posibles alianzas, pero la promoción masiva de sus actividades no les atrae por el momento.

Con el apoyo del Café Zena (@zena), y sin tener que pagar un solo centavo por usar el establecimiento, Alejandra Acosta (@alekizlove) y Pedro Emilio Segura (@PedroEmilio) han adoptado una mecánica sencilla y personal en Gobernador Protasio Tagle 66; cada espectador puede disfrutar de una película y una comida o platillo que se relacione con la trama de la misma.

La creación de cada ciclo de cine no tiene una planeación estricta. De hecho, es gracias a la espontaneidad de sus organizadores que surgen mezclas entre el llamado cine de arte y el familiar y comercial. Su idea radica en usar el séptimo arte como pasatiempo y una forma de entretenimiento, ya sea individual o dentro de un pequeño grupo.

Pedro Emilio afirma que, al estar ubicados en la colonia San Miguel Chapultepec, su objetivo no es crear audiencias, “la ventaja de estar aquí es que la gente que viene ya tiene un bagaje cultural grande y no requiere explicaciones”. En este caso, las ideas de González Casanova, creador del primer cineclub mexicano, han sido abandonadas; el Continental no se alimenta por el debate y argumentación de las obras fílmicas y su construcción teórica y audiovisual, sino por la diversión que la experiencia pueda crear en el espectador.

  • ¿Cómo se mantiene un cineclub?

Antes, el refugio de los cinéfilos universitarios se encontraba precisamente en sus aulas y auditorios. La creación del cineclub se forjó en las casas de estudio y la búsqueda de una crítica hacia las películas del llamado cine de arte, que antes de la década de los 2000 eran escasas y sólo podían encontrarse gracias a Tepito, la Lagunilla y la piratería.

Sin embargo, con la explosión del internet y la posibilidad de compartir tanto documentos y libros como canciones y filmes, la búsqueda que antes se efectuaba en el mercado negro se reconfiguró a horas de espera frente a una computadora, con la descarga de la última creación de Wes Anderson (The Royal Tenenbaums) o la sangrienta Oldboy de Chan-wook Park. Antes podía tardar una eternidad bajar cualquier cosa de la red, pero con el tiempo, los días se convirtieron en dos o tres horas, gracias a mecanismos como torrent.

Es así que la mayoría de los cineclubes no tienen que preocuparse por gastar dinero en copias originales; basta un clic o un servicio de streaming en línea gratuito, como CuevanaCultmoviez, para organizar una proyección.

En el caso de Kinotecnia, que se resguarda tanto en el Teatro del Pueblo, como en el Foro Hilvana, internet se ha convertido en su primer respaldo. “Aunque quisiéramos utilizar puro contenido original, es imposible. Los precios de la industria siguen siendo altísimos; nos conviene la alternativa digital”, afirman Edgard y Pedro, los pioneros del proyecto.

Su historia con el cine se remonta a sus años de estudiantes en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Ahí, crearon el Cineclub Manuel González Casanova, en honor al pionero del cineclub mexicano, y descubrieron que, aunque no podrían vivir de ello, querían seguir con el proyecto fuera de la universidad.

Fue así que Kinotecnia nació en 2011, como un espacio de crítica e indagación sobre el séptimo arte. Su discurso radica en la necesidad de unificar el sentimiento con la comprensión de las películas. “Nos gusta fomentar el debate, que todos los que vengan terminen estructurando sus pensamientos en torno al filme”, señala Pedro mientras Revolution OS suena desde la parte superior del Foro Hilvana.

  • “Nadie vive de esto”

Aunque sus visiones contrastan por completo, en lo único que concuerdan el Cineclub Continental y Kinotecnia es que estos proyectos no buscan lucrar con la cinematografía. Es decir, saben que, por el momento, el espacio de proyección no les generará dinero. Como Alejandra Acosta refiere, “la ganancia es ver las emociones de los espectadores”.

Como en el caso del Continental, los organizadores de Kinotecnia no tienen que pagar nada en los dos foros donde se localizan. “El dueño del [Foro] Hilvana, habló con nosotros y nos ofreció su espacio, sin renta ni gastos de ningún tipo. Esto beneficia al lugar, por el consumo de bebidas”.

“Nadie vive de esto”, afirman tanto Pedro Emilio como Edgard. La función del cine club actualmente, recalcan, consiste en brindar horas de crítica y debate o entretenimiento a los espectadores. La supervivencia reside en qué tanto ganen con otros trabajos, como publicistas o correctores de estilo freelance.

Por Xóchitl Rodríguez Quintero (@xochWEIRDO) de Ipso Facto (@ipsofac_to)

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