‘Inside Job’: Doloroso resquicio de un monstruo doméstico

La dimes y diretes en los debates políticos siempre tienen un grado de sospecha implícita, pero más allá de escudriñar en las estratégicas y muy intencionadas declaraciones golpeadoras existe un hecho irreductible que las une sin importar el color electoral desde donde se crean: todas evidencian problemas concretos y dolorosos.

En el primer debate presidencial entre Barack Obama y Mitt Romney se tocó una fibra sensible en los electores estadounidenses: la crisis financiera de 2008. El mal manejo del sistema financiero originó una crisis mundial, sí, dejó sin empleo a las economías satelitales –como la mexicana-, indudablemente, pero en mayor medida exhibió los excesos y la corruptibilidad de peces gordos de esta superpotencia. Muy probablemente es el doloroso resquicio de un monstruo doméstico lo que impulsó al director Charles Ferguson a crear Inside Job (2010), filme que en 2011 ganó el Oscar al mejor documental.

Una de las principales características de Inside Job es que se realizó sobre una evidente y bien lograda base periodística. Podemos ver durante sus 120 minutos un conjunto de recursos que otorgaron una fuerza de legitimidad al filme: primero, que partió desde una investigación de fondo que tenía ya delimitado un amplio esquema de actores y hechos cronológicos específicos; después, que sobre este esquema se utilizó el recurso de la entrevista para dar voz o evidenciar la postura de esos actores y, por último, que se planteó resolver la gran incógnita de qué es la crisis financiera del 2008 con la más sencilla estructura explicativa, a través de infografías, datos y recursos interactivos que ayudaron a clarificar pero que también desmembraron en su mínima expresión los complejos factores del mundo financiero.

El trabajo de reporteo se nota bastante amplio desde una perspectiva contradictoria: su simplicidad. Charles Ferguson retomó su pasión por las ciencias políticas y reforzó las herramientas que le dejaron, primero, el Instituto Tecnológico de Massachusetts, y después su primer incursión en el género documental con No End In Sight: The American Occupation of Iraq (2007).

Hábilmente el director otorgó un giro pequeño pero contundente al enfoque que dio a su segundo documental, Inside Job, que a pesar de contar con el mismo sentido de denuncia y a diferencia de su primer trabajo documental, se construyó en la legítima base del periodismo: dio voz a especialistas internacionales y actores políticos, cómodos e incómodos –que otra cosa es que los malos del cuento por omisión, estupidez o simple cinismo terminaran encajando perfectamente en dicho rol–.

Como ya lo había hecho con No End In Sight… la delimitación de los actores reconstruye una más de las otras dolorosas verdades que sostienen al filme. La instauración de un sistema que tiene miles de agujeros por los que se cuelan los que sí viven el American Dream –con las mayúsculas que H. Thompson les otorgó–, la realpolitik estadounidense: los actores del sistema financiero, su coacción en las finanzas de la Casa Blanca y la repercusión que el excesivo poder del dólar tiene a nivel mundial.

Lo que parece ser el punto más claro de este documental se resume en el título: un trabajo interno, doméstico, pero sobre todo forzosamente colectivo, consensuado, deliberado y negociado, por estos adjetivos no sólo me refiero a los actores políticos o la administración en turno, sino a la construcción histórico-política del sistema financiero estadounidense etnocentrista, corporativo, excesivo, rapaz y convulsivo, por una parte, y la migración mundial hacia el riesgoso e intangible terreno de las circulares promesas fiduciarias, por la otra.

Pienso que la razón por la que No End In Sight: The American Occupation of Iraq se quedó en una nominación e Inside Job sí la consumó es que éste último tiene una carga fuertemente sentimental y homogénea. El tema de la guerra contra Irak no se concibió a través de un escozor o descontento común, por el contrario, generaba una serie de opiniones diversas, pienso, legado histórico de lo que la guerra aporta a la economía estadounidense. Sin embargo, no existe una sola voz que se proclame a favor de la crisis financiera o si quiera que a fuerza de contracorriente intente justificarla, por el contrario, es un tema que colectivamente lastima y pesa a los estadounidenses.

En el marco de una elección presidencial es común que las heridas se vuelvan a desgarrar, que se perpetúen, pero sobre todo que se intercambien por una enorme y engañosa promesa de cura milagrosa que probablemente será insuficiente para escasos cuatro años de gobierno. Una certeza sí se erige en torno a Inside Job: no es necesario irse muy lejos para descubrir que el enemigo está en la raíz, en el centro, inside.

Por Alejandra Arteaga (@Adelesnails)

    Related Posts

    Brillantina, motos acuáticas y mexicanos: ¡Viva el Oscar 2018!
    ¿Otro cineasta mexicano se pinta de dorado en el Oscar?
    Iñárritu hace el doblete en el Oscar
    Iñárritu no se arrepiente de sus “irresponsables decisiones”
    ‘Carol’ y ‘Spotlight’ aventajan con premios de la crítica
    Nuevos clips y entrevistas de ‘Suffragette’

    Leave a Reply